En el mundo de la manipulación de la opinión pública, la transparencia suele brillar por su ausencia a pesar de que los manipuladores nos intentarán convencer siempre de que son muy transparentes. Vamos a ver qué tienen en común Ana Pastor, Facebook y WhatsApp. El fact checking al desnudo.
El 7 de noviembre de 2016, una exultante Hillary Clinton firmaba portadas de la revista Newsweek, que había imprimido 120.000 ejemplares con su cara como triunfadora de las elecciones que se iban a celebrar al día siguiente. Era imposible que perdiera contra Donald Trump, machacado sin piedad por los influyentes medios de comunicación de simpatía demócrata durante toda la campaña.
Ya saben cómo terminó la historia. Newsweek se tuvo que comer con patatas toda la tirada.
Acostumbrados a creer que tienen la razón porque son mejores personas que los demás, los demócratas no entendieron que hubiera norteamericanos que, simplemente, pudieran preferir a Trump. Muy pronto la enésima teoría de la conspiración cobró forma: el equipo republicano ganó manipulando a la opinión pública estadounidense a través de Facebook, usando consultoras como Cambridge Analytica, para obtener datos de los votantes, y propagando noticias falsas (fake news) desde el mismísimo Kremlin. Pueden seguir estas apasionantes subtramas en la prensa tirando de hemeroteca, aunque ya les aviso que encontrarán más reportajes sobre la influencia rusa en la victoria de Trump que sobre la absolución de Trump de estas acusaciones.
Un IFCN para controlarlos a todos
¿Pero esto no iba de fact checking? ¿Qué me está contando usted, Kaplan? Pues precisamente se lo cuento porque a partir de este momento Facebook decidió controlar las fake news. Pero ¿quién decidiría qué noticias eran falsas? Para eso se creó el International Fact Checking Network (IFCN), un organismo que reúne a empresas periodísticas de distintos países que se dedican a la verificación de hechos, y que había dado sus primeros pasos en 2015.
Una vez estas empresas deciden que una noticia es un bulo, Facebook se encarga de «anularla» quitándole visibilidad en el muro de los lectores, señalándola en letras rojas como «bulo» o «falso» y penalizando a quienes las difunden, que acaban amonestados, bloqueados o incluso con la cuenta suspendida si hay reincidencia.
Dime de que presumes…
Para poder realizar este trabajo, que por supuesto no llaman censura, Facebook exige un único requisito: que la empresa verificadora forme parte de este IFCN, que se presenta bajo cuatro compromisos. Le animo a que lea con voz solemne el primero de ellos:
COMPROMISO DE IMPARCIALIDAD Y EQUIDAD
Siempre verificamos usando los mismos estándares, no nos inclinamos hacia ningún lado en particular. Seguimos un mismo proceso para cada chequeo y dejamos que la evidencia dictamine nuestras conclusiones. No defendemos ni tomamos partido por los hechos que chequeamos.
Las empresas Newtral y Maldita están en el IFCN y desde marzo de 2019 se encargan del fact checking en Facebook para España. Y empezaron a hacerlo coincidiendo con la campaña electoral, casualidades de la vida.
Newtral está dirigida por la periodista Ana Pastor, uno de los rostros más conocidos de La Sexta, hermana de una profesional largamente vinculada al PSOE y esposa de Antonio García Ferreras, director de esta cadena de «centro izquierda o de izquierdas o progresista» integrada en Atresmedia. Maldita también nace en La Sexta, de dos periodistas de Maldita hemeroteca en El Objetivo (sí, el programa de Ana Pastor), y cuenta con el trabajo habitual de redactores y colaboradores implicados en todas las causas de la izquierda incluyendo el feminismo y los movimientos LGTBI. Ahora vuelvan a leer el COMPROMISO DE IMPARCIALIDAD Y EQUIDAD, a ver si pueden hacerlo sin soltar una carcajada.
El «fact checking» nace entre las palmeras de Florida
Porque, como se imaginarán, si tienen que ser periodistas activistas de la izquierda los que decidan qué es un bulo, la mayoría de fake news está claro que vendrán del lado diestro, de la derecha de más allá o de la terrible ultraderecha. Y serán estas noticias las «anuladas» en Facebook. Y quien dice bulo dice también noticia incómoda para el progresismo. Vean qué fácil tenemos instalado un instrumento potencialmente censor al servicio de la agenda política de la izquierda. Y sin despeinarse.
¿Y cómo Facebook —se preguntará usted, lector inteligente— permite que empresas nada imparciales sean las que decidan qué es publicable en las redes y qué no? Para esto tenemos que trasladarnos a un paradisiaco entorno rodeado de palmeras en Florida. Allí está el Instituto Poynter, escuela y asociación progresista de periodismo a la que suponemos que gente como Trump le caerá muy mal y gente como Hillary Clinton o Joe Biden les caerá bastante mejor. El Instituto Poynter es de donde sale el IFCN (lo pone hasta en la Wikipedia), y si echan un vistazo a las empresas que financian el Instituto Poyntier observarán detalles muy curiosos:
1) Entre sus principales financiadores está el propio Facebook. O sea, Facebook financia a la organización que ha creado la asociación que Facebook ha elegido para su fact checking. Todo queda en casa.
2) La Open Society de George Soros aparece en el listado de grandes benefactores del Poynter. Soros, Soros, de qué me sonará a mí ese nombre…
Por tanto, Facebook, o sea el IFCN, o sea el Instituto Poynter permiten que empresas como Newtral o Maldita establezcan la «Verdad» informativa por la sencilla razón de que piensan como ellos. Vamos, que si usted o yo creáramos una empresa de verificación con ideología liberal más bien conservadora, el IFCN nos iba a mandar por donde amargan los pepinos.
WhatsApp está en el ajo… porque es de Facebook
Sabiendo toda esta información ya solo le falta un detalle para completar el puzzle: Facebook compró WhatsApp en 2014, por lo que, con la crisis del coronavirus, el sistema de control de la información de Facebook ya ha alcanzado a esta aplicación de mensajería y nos limita la capacidad de reenviar aquellos mensajes más susceptibles de ser viralizados. Y, aunque lo parezca, esto no es cosa del Gobierno, sino algo que viene del propio Facebook, seguramente asesorado por el Instituto Poynter que sabe lo que nos conviene pensar.
De ahí que no deba extrañarse si WhatsApp le recomienda también que, ante noticias sospechosas, busque fuentes fiables de información y le remita que consulte su listado de fack-checkers, donde está la empresa de Ana Pastor. Es el mismo listado que aparece en Facebook. Es el mismo listado que controla a nivel mundial la verificación para Facebook con empresas cuya línea editorial coincide con la del IFCN y el Instituto Poynter. Y es que cosas como la victoria de Donald Trump no deberían suceder. Porque, como todo el mundo sabe, los progresistas son mucho mejores personas y si nos censuran es siempre por nuestro bien.
Muy buena entrada. Instructiva y clarificadora. Ahora se entienden muchas cosas.
A veces solo hay que poner un poco de luz para iluminar las zonas oscuras ? Gracias por su nueva visita al blog, Merce.