Lo que el viento se llevó corrección política

En cuanto John Ridley, guionista ganador del Oscar por esa extraordinaria película que es Doce años de esclavitud y dos horas de siesta en el cine, publicó el artículo «Hey, HBO, Lo que el viento se llevó idealiza los horrores de la esclavitud. Sácala de tu plataforma», la muy woke HBO ni se lo pensó. Y eliminó de su catálogo Lo que el viento se llevó hasta que pudiera reponerla contextualizada adecuadamente a la sensibilidad de los nuevos tiempos, y con una explicación que permita que hasta un niño de cuatro años comprenda que esta película ganadora de ocho Oscar en 1939 va en realidad de unos señores blancos muy malos que esclavizaban a las personas negras porque las odiaban.

Pero el blog de Kaplan, en su incansable y denodada lucha por la verdad y la justicia, quiere ir incluso más allá en esta noble tarea de reescribir la historia al gusto del hipersensible siglo XXI y proporcionar a las nuevas generaciones un mensaje claro e inspirador. Por ello ya estamos preparando un remake inclusivo y diverso de Lo que el viento se llevó a la altura de HBO y de John Ridley que devuelva la dignidad a las personas racializadas y refleje la Historia de la forma más fidedigna y menos ofensiva posible.

He aquí nuestra alternativa a ese film rancio y racista que algunos fascistas llaman obra maestra del cine. Con producción de Georges Soros y dirección de Spike Lee (si hay una directora transexual negra sería mucho mejor), la nueva película se llamará Lo que viento nos oprimió. He aquí su apasionante argumento:

La gran historia de amor de Cayetana O’ Hara y Rhett O’Dongo Butler

En vísperas de la guerra civil norteamericana, en la plantación de algodón de Tara, los opresores blancos y heterosexuales celebran una fiesta con sus palos de golf ajenos a los movimientos por la diversidad cultural. La malvada capitalista Cayetana O’ Hara le pide a su esclava negra y lesbiana, Mammy, que le apriete el corsé, pero Mammy se niega y estrangula a Cayetana O’ Hara para que esta se dé cuenta de su error. Casi ahogada, Cayetana descubre, avergonzada, lo racista que ha sido toda su vida, le pide perdón a Mammy, se arrodilla y le besa los pies, liberándola de la esclavitud. Mammy lo celebra llevándose todos los vestidos y zapatos de marca del armario de Cayetana y abandona la mansión al grito de «¡Black Lives Matter!»

En ese momento entra en escena Rhett O’Dongo Butler, un activista negro antepasado de Malcolm X, algo machirulo pero en proceso de deconstrucción, y que seduce a Cayetana O’Hara en una romántica escena en la que ella no deja de dar su consentimiento exclamando sin parar: «¡sí… sí… sí… solo sí es sí!». Rhett se la quiere llevar a un país libre, una tal España donde un gobierno de progreso está trayendo la felicidad a todos sus ciudadanos y ciudadanas.

Cayetana le ama pero se resiste porque el amor romántico es una trampa del heteropatriarcado y ella lo que quiere es empoderarse. Rhett O’Dongo se marcha algo taciturno, pero antes ella le pide perdón por los crímenes que han cometido los blancos a lo largo de la historia, se pone de rodillas y le besa los pies mientras él le dice: «Francamente, querida, me importan un bledo tus privilegios de blanquita».

Atlanta era una fiesta antifa

La película da un salto de un par de años. La guerra civil americana se ha desatado. En la ciudad de Atlanta, donde ahora vive Cayetana, las protestas raciales continúan de forma pacífica y sin incidentes reseñables, aprovechando que la policía ha sido desmantelada: unas cuantas tiendas saqueadas, unas merecidas palizas a blancos opresores, unas estatuas de Cristóbal Colón derribadas, un tipo parecido a Donald Trump al que lanzan al río con un peso atado en los pies… Lo normal cuando triunfa la paz progresista.

En este ambiente festivo de reivindicación antifa se desata un pequeño incendio que arrasa toda la ciudad. Pero no pasa nada porque todos los que mueren son sureños racistas. Cayetana tiene que abandonar precipitadamente Atlanta y decide regresar a su plantación en Tara, no sin antes arrodillarse y besar los pies de todas las personas negras con las que se cruza. Aquí se podría incluir un breve gang bang interracial filmado con la elegancia y finura que caracterizan a este tipo de escenas.

«¡A Alá pongo por testigo!»

Finalmente, Cayetana llega a su antigua propiedad, que ha sido expropiada en nombre de la igualdad, y allí tiene lugar la escena culminante de la película, cuando ella levanta el puño al crepúsculo, lleno de la tierra roja de Tara (que sea roja viene muy bien) y proclama solemnemente: «¡A Alá pongo por testigo que, aunque tenga que matar, robar o tener un chiringuito nunca volveré a ser una blanca opresora!». Todo esto con un crescendo espectacular de la banda sonora formada por percusión tribal y coros africanos cantando una y otra vez «¡Black Lives Matter! ¡Black Lives Matter!»

Será sin duda un gran final que rendirá incondicionalmente a la crítica woke, recibirá merecidos premios del Hollywood demócrata y hará levantar al público en las salas de cine. Los blancos no hace falta que se levanten, esos que sigan de rodillas por los siglos de los siglos.

RECIBA LAS NOVEDADES DE KAPLAN CONTRA LA CENSURA

No hacemos spam. Lea nuestra política de privacidad para obtener más información.

2 comentarios

  1. Esa versión la compran los progres, pero ya. Y que sepa que le ha quedado un artículo de lo más divertido, señor Kaplan. ??

    1. Me alegro de que le haya gustado, Merce. A ver si HBO o Netflix me hacen un contrato millonario y puedo convertirme en un exponente más del postureo de Hollywood.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.