Si alguien nos hubiera dicho que tendríamos dos entradas dedicadas a Eurovisión nos habríamos echado a reír. Pero aquí tiene la primera que puede leer a modo de Previously on Eurovision, y ahora llega el apoteósico final. Y es que la última edición del festival ha dejado tan al descubierto la idiosincrasia patria, especialmente la progre, que es imposible resistirse al terremoto que ha provocado el chanelazo. Salió elegida en el Benidorm Fest vilipendiada por una izquierda que por primera vez en su vida se había hecho eurofan, apoyando otras propuestas más reivindicativas de lo suyo (Bandini y Tanxugueiras) y que la machacó sin piedad. Ajena a todo y con el apoyo del público no ideologizado (o sea, el normal), Chanel Terrero llegó dándolo todo en la gran final. Y SloMo arrasó.
Sobre el escenario de Turín y ante casi siete millones de televidentes españoles, la artista catalana de ascendencia cubana cautivó con un número sexy, potente y muy profesional que batió el récord nacional de twelve points, incluyendo los de Suecia e Irlanda, dos bestias pardas de Eurovisión. Quedó tercera, solo por detrás de Reino Unido y la ganadora, una Ucrania a la que el tongo del televoto (la geopolítica de las emociones que queda más elegante) premió por pena (por solidaridad, que también queda mejor) y por intereses políticos más que musicales.
Eso sumado a la controversia de si uno de los ganadores hizo o no el saludo nazi y el pucherazo de la modificación de los votos de seis jurados, ha dejado la maltrecha credibilidad de este chiringuito musical al nivel de la fosa de las Marianas. Pero al menos también ha permitido a España soñar unos días con la posibilidad de alcanzar la segunda posición, la primera si no contamos con la geopolítica de las emociones.
El PSOE, de la denuncia a la emoción
Al poco de conocerse el tercer puesto de Chanel, el principal partido del Gobierno publicó un entusiasta tuit:
Nos has emocionado. Has hecho que soñemos con la victoria. La hemos tocado. Europa ha valorado el talento, la música y el gran trabajo de España.
¡Enhorabuena a @ChanelTerrero y a todo su equipo por el resultado histórico!
Que habría estado muy bien, si no hubiera sido por el pequeño detalle de que el mismo PSOE había denunciado unos meses antes que la letra de la canción promovía la prostitución por versos como «Les vuelvo loquito’ a todos los daddies» y presionó a RTVE para ver si se podía cambiar. No hay nada como una noche eurovisiva a tope de power para ver las cosas sin perspectiva de género.
Podemos se rinde al «chanelazo»… y sus votantes no se lo perdonan
El otro partido del gobierno se coronó aún más. Hipnotizados por las caderas marchosas de Chanel y su arrollador cuerpo de baile, Podemos olvidó por un momento el partido que es y el descarado apoyo que Irene Montero y Yolanda Díaz habían manifestado por las tetas reivindicativas de Rigoberta Bandini:
¡Enorme @ChanelTerrero!
Esta actuación con la que ha hecho vibrar al estadio se merece #Spain12points.
¡Vamos!
Que también habría estado muy bien si no fuera porque, tras la derrota de sus favoritas en el Benidorm Fest, se quejaron en el Congreso de «falta de transparencia» pidiendo incluso las votaciones detalladas de cada jurado porque no se fiaban del resultado.
A Podemos esta pataleta se le debió de olvidar, pero a sus votantes no. En la cuenta del partido de Twitter, que tiene activado el filtro para que solo puedan responder los fieles, es un poema ver a los podemitas despotricar de su propio partido en los comentarios. Es lo que pasa cuando se cabalgan demasiadas contradicciones.
Visionarios de la izquierda
Al menos PSOE y Podemos intentaron recoger cable cuando era evidente que el chanelazo iba a ser histórico. Algunos de los grandes referentes de la izquierda no han tenido esa cintura. Y es imposible leer sus profecías tras el Benidorm Fest sin soltar una risita cabrona:
El jurado ha decidido… (REDOBLE) ¡quedar otra vez penúltimos de Eurovisión! —Aplausos (Gerardo Tecé)
Pues nada, una vez más llevamos a Eurovisión una canción de la que nadie se acordará al día siguiente» (Alan Barroso)
Para las hemerotecas quedará también el cambio de chaqueta de Eduardo Álvarez, periodista de El Mundo que en enero tituló apesadumbrado «Chanel a Eurovisión, qué error, qué gran error», y después del concurso se vino arriba con un «Chanel, viva la madre que te parió». Solo le faltó añadir: «Al tipo que escribió el primer artículo y que se llama como yo, no lo he visto en mi vida».
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Eurovisión
El esperpento progre con el chanelazo supera todos los límites, no solo reculando sino intentando sacar rédito político. En un alarde de su oportunismo característico, algunos medios y políticos —que también se quejaron del Benidorm Fest— lo han querido convertir en un triunfo de la izquierda. Así, sin venir a cuento, Pablo Echenique, recuperó un tuit antiguo de la cantante contra Vox para tuitearlo justo después de su victoria. «Está bien que los artistas se posicionen políticamente y en este caso una persona racializada», declaró el portavoz de Podemos. Está bien que se posicionen políticamente si dicen lo que él quiere, claro. Si Chanel fuera blanca y se declarara de derechas, Echenique pediría levantar barricadas contra el fascismo de Eurovisión.
El Plural, un digital al que le tenemos mucho cariño porque es un filón, ha recorrido todo el espectro posible: de hablar de tongo y escándalo en el Benidorm Fest y hacerse eco de una acusación contra Chanel, por «trumpista», «racista» y usar signos de supremacismo blanco a convertirla en un símbolo de la lucha contra la extrema derecha y ser víctima de los «ultras de Vox». Y todo en tres meses. Mérito tiene, desde luego.
¿Chanel, votante de Vox?
Como la estupidez es universal, no pueden faltar los genios del otro lado. Casi siete mil favs tiene este celebrado tuit de una cuenta que deja bien claro en su perfil que es parodia:
Chanel sorprende a propios y extraños tras sus últimas declaraciones sobre Vox: «Son los únicos que me han apoyado, Rocío Monasterio me llamó personalmente y le he dicho que tienen mi voto»
Leyendo los que aplauden la decisión de Chanel, que no son pocos, está claro que el problema de las redes sociales no son los bulos ni los bots ni el odio sin fin: el problema de las redes sociales es que la gente no se entera de lo que lee. Y si pone «cuenta parodia» se lo pasan por el arco del sesgo de confirmación.
¿Por qué a las feministas les dan tanto miedo los culos como el de Chanel?
Volviendo a babor, la izquierda ha querido convertir a Chanel en una especie de musa roja como Pepa Flores. Tal vez así sea la única manera de que el progresismo pueda hacer olvidar que la puso a caldo y asumir el triunfo de una mujer que lució orgullosa la bandera de España, vistió una flamante torera y bailó desbordando arte, talento y culazo, algo que, como veremos a continuación, provocó la indignación de la mayor secta moralista del siglo XXI. Ya se pueden imaginar de quiénes hablamos.
Cierto feminismo monjil, el mismo que le echa a la pornografía la culpa de las violaciones, tiene un problema con la libertad de las mujeres para lucir su anatomía. El cuerpo femenino solo está bien si se resignifica, si se usa para fines empoderadores y si, sobre todo, no causa admiración en los hombres cisheteropatriarcales, que son lo peor de este mundo. Porque si es así, cosifica y degrada (en este artículo explicábamos el lado tetil de la cuestión). «¿Por qué dan tanto miedo nuestras tetas?», cantaba Bandini y coreaban las feministas dándoselas de valientes. En realidad, es a ellas a las que les asustan si no se usan para lo que ellas quieren.
Llegó la mami, la reina, la dura
Y ha tenido que venir Chanel a dejarlas en evidencia. No con tetas sino con culos. El suyo. El baile sexy de una mujer libre y líder de su equipo debería de ser lo suficientemente empoderante, pero no se ve así a los ojos de la iglesia morada ya que es imposible de encajar en su marco feminazi. Por tanto, es pecado. Y muy chungo:
No, el papel de Chanel NO es feminista. No, pornoficarse no es empoderarse, es hipersexualizar los cuerpos de mujeres como objeto de consumo (Laura Redondo)
Quienes creemos que una canción que invita a prostituirse enseñando el culo no somos moralistas, sabemos que la imagen y el mensaje no son inocentes, ahora tenemos esta letra vomitiva en todas las emisoras y las niñas quieren ser Chanel y no investigadoras, vamos bien! (Ángela Escribano)
Si no veis que Chanel no baila para mí, ni para mi hija, ni para vuestras madres, que baila para seducir a vuestro padre, marido, hijos, hermanos y vecinos hombres, es que no sabéis hacer una lectura (Ana Bataller)
Queréis espectáculos de mierda con tías medio en bolas y que luego los niños no vean a las niñas como cachos de carne y no las violen hasta la muerte. Y todo no puede ser (Marina Pibernat)
Aunque la critiquen las feministas, la culpa es… del machismo
Los cuatro comentarios arriba seleccionados provienen de mujeres que presumen de feministas en sus perfiles. Sin embargo, los medios hablan de «ataques machistas» ignorando adrede de donde provienen la mayoría de estos ataques. Igual que sucede cuando no interesa que se vea la peor cara de la inmigración ilegal o las campañas de cancelación promovidas por el colectivo LGTBI, tampoco interesa que el público sepa que el mayor obstáculo contra la libertad de las mujeres está a menudo en la izquierda feminista, heredera directa del machismo más rancio. Negar el derecho de la cantante a hacer lo que quiera y decir que SloMo incita a la prostitución y a la violación no se diferencia mucho de aquel «cómo no las van a violar si se visten como putas».
Chanel Terrero parece, hasta el momento, una mujer bastante normal, con sus ideas políticas pero sin dar mítines, feminista pero sin largar chapas contra el Patriarcado —a diferencia de Bandini— y que ha vivido el racismo en sus carnes pero que no va pidiendo que los blancos se arrodillen. Y está demostrando tener sentido común.
Después de haber cerrado sus redes sociales por el odio recibido —mayoritariamente desde la izquierda nacionalista y el feminismo, hay que dejarlo claro porque cuando nos cambien el relato parecerá que sufrió una campaña de la ultraderecha—, se ha expresado conciliadora: «Si alguien no estaba en el barco desde el principio y se ha subido ahora, es bienvenido. No tengo rencor por aquel hate, pero aprendamos de esto».
El «chanelazo» de las tinieblas
A nosotros que solo vemos Eurovisión por las risas, nos alegra también el éxito del chanelazo, la conmoción en la Fuerza progre que ha provocado y las bocas que ha callado. Algunas voces en las redes, sin embargo, no han podido ser silenciadas porque sus análisis trascienden este plano astral, y a ver quién pone orden ahí sin tener cerca al Doctor Strange:
Actuación en Eurovisión llena de simbología satánica por todos lados, el 666, el signo de voor (cornuto), incitación al sexo depravado y libertinaje, etc. Cuanto más se vende uno al Nuevo Orden Mundial más éxito material y riquezas, por eso ha quedado 3ª España (@marthamarco)
Y por si no fuera poco saber que SloMo está más cerca de una misa negra que del reguetón, aquí tiene otra opinión que haría bizquear al mismísimo ojo de Sauron:
Un culo y una bandera de Españita para gobernarlos a todos.
Un culo y una bandera de Españita para encontrarlos.
Un culo y una bandera de Españita para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas de Eurovisión donde se extiende la masonería (@NoSPDisidentes)
«El que tenga ojos que vea», ha sentenciado César Vidal ante este tipo de revelaciones que parecen conectar el chanelazo con lo oculto, el Nuevo Orden Mundial, los Iluminati y el Culo de Horus. Perdón, el Ojo, el Ojo. En qué estaría yo pensando.
Tengo que reconocer que yo soy de las que ven Eurovisión por las risas, pero esta edición la he disfrutado mucho. No solo por la actuación que fue todo un espectáculo, sino por la resaca tuitera viendo a gente decir lo contrario a unos meses atrás, a gente aplaudiendo la actuación y a las femilocas echando bilis por la boca. Ya le digo yo que eso es por envidia pura, si yo tuviera ese culo iría en tanga hasta a hacer la compra.??
Hola Señor Kaplan, la verdad es que no sé qué decir. Tanto problema por esta chica y encima quedó entre los primeros puestos. En mi país, por suerte, todavía no hemos llegado a estos extremos, supuestamente las argentinas son las más sexys.
Espero que sigan así por mucho tiempo, aunque con los avances del feminismo en su país me temo lo peor. Un saludo, Lisandro.
Una asquerosidad sin precedentes…que enviemos a una reguetonera a representar a España es el súmmum de la degradación cultural y moral. Eso es un baile de apareamiento con «música»; el hecho de que sea una mujer hispanoamericana no la exculpa de humillarnos ante el resto de Europa. No tengo nada contra los hispanoamericanos salvo sus doblajes de series, películas, etc, por el atroz acento y las traducciones literales de títulos (en general); ni contra ninguna raza, sexo, género, etc, del ser humano siempre y cuando tengan una justificación lógica