Polemica colegio mayor

Caía el día en la pequeña isla caribeña de Patriarcado, manchando el atardecer de nubes rojas y gualdas, lo que ponía nostálgica a aquella silueta que se recortaba contra la playa. Se iba a retirar ya a su mansión cuando la criada mulata le entregó un sobre. Las cartas eran la única forma de contactar con él desde que se retiró de las redes sociales y convirtió el teléfono móvil en cascanueces. «Asunto Elías Ahuja». Con pereza, abrió el sobre y leyó el escueto mensaje:

Estimado Sr. Kaplan:
Desde que se retiró esto va cada vez peor. Necesitamos un faro que nos ilumine. Le adjuntamos un dosier con lo que ha pasado en un colegio mayor de Madrid y comprobará que es usted más necesario que nunca para decir lo que nadie se atreve en este mundo patas arriba.
Respetuosamente, X.

Kaplan ojeó el informe.

— ¿Listo para el masaje en la sauna, señor?

— No, prepara mis maletas. Vuelvo a España.


La vida sigue igual

Todos nos preocupamos por asuntos diferentes. Por ejemplo, las personas normales estamos agobiadas porque los precios están disparados y las familias tienen que hacer malabares para poder llegar a fin de mes. Entre el famoseo femenino, en cambio, la preocupación son las mujeres iraníes y por eso la moda es cortarse un cacho de pelo, pero poco que no se fastidie el peinado, en una muestra de sororidad sin precedentes que seguro que está haciendo temblar los cimientos del régimen islámico.

Y no cabe duda de que a políticos y medios de comunicación les ha quitado el sueño otro tema porque no han hablado de otra cosa: lo sucedido en el Colegio Mayor Elías Ahuja, una chiquillada adolescente convertida en el epítome del apocalipsis machista gracias a una espiral de hiperventilación a la que se han apuntado todos a diestra y, sobre todo, a siniestra.

Sombras amenazantes en el Elías Ahuja

Los hechos, cuyos epítetos más suaves que le han dedicado son «abominables», «nauseabundos», «terroríficos» y «espantosos», saltaron de un vídeo difundido por las redes sociales y dieron la vuelta a España en menos que se dice feminazi. El Mundo lo describió con gran dramatismo y mucha perspectiva de género:

Un grupo de jóvenes se asomó a una de las ventanas del Colegio Mayor Elías Ahuja y uno de ellos empezó a gritar e insultar a las estudiantes del cercano Colegio Mayor Santa Mónica.
«Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas, sois unas putas ninfómanas, os prometo que vais a follar todas en la capea, ¡vamos Ahuja!» (…).
En una acción concertada, tras el «¡Vamos Ahuja!» las luces de las habitaciones del edificio del Elías Ahuja se encienden al unísono mientras se reflejan, amenazantes, las sombras de los residentes en las ventanas iluminadas.

Violaciones en forma de cánticos

Esa imagen de decenas de siluetas de machirulos respondiendo al cántico misógino, acosando a mujeres aterrorizadas, disparó la imaginación feminista. ¿Qué mejor representación de la barbarie machista en la que vivimos? ¿Qué mejor forma de resumir el horror que representa el Patriarcado que viola en cuanto tiene la más mínima oportunidad que un edificio lleno de depredadores sexuales? La izquierda se frotaba las manos. Esto venía perfecto para seguir asustando a las mujeres y eran, por lo menos, cien millones más en las partidas de Igualdad del año que viene.

«Esto es cultura de la violación, esto es terror sexual», se desgañitaba Irene Montero. «Son imágenes terroríficas que ponen la piel de punta, es un grito de caza, es un grito de manada», decía no menos hipérbolica la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, que mejoraba la versión de Irene Montero asegurando que esos gritos machistas eran violaciones. Y no en sentido figurado.

Todos contra el Elías Ahuja

La izquierda aprovechaba que el colegio mayor era católico para recordar lo peligrosos que eran esos centros elitistas llenos de cayetanos, nazis y violadores todos ellos, mientras la polémica llegaba hasta el mismísimo presidente del Gobierno, que desde la República Checa, hacía un alto en los asuntos internacionales y declaraba solemne: «Inexplicable, injustificable, repugnante. Demos una respuesta unitaria y común de rechazo a los comportamientos machistas».

El presidente de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, se mimetizó con el presidente del Gobierno explicando que lo ocurrido en el Colegio Mayor Elías Ahuja era inadmisible. «En vez de salir ellas de una madriguera lo que tienen que hacer es dejar ellos la caverna. Debemos seguir trabajando en todos los ámbitos para acabar con estas actitudes machistas intolerables», dijo con la misma gravedad el clon gallego de Pedro Sánchez. Incluso Javier Ortega-Smith y Rocío Monasterio, dos de los rostros más conocidos de Vox, han lamentado dramáticamente la becerrada de los colegiales. Y todos estos se consideran la alternativa política a la izquierda. No se extrañen si me vuelvo a mi isla del Caribe.

¿Discurso de odio?

Mientras los medios reproducían sin parar el momento «Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas», el Colegio Mayor Elías Ahuja se disculpaba públicamente y expulsaba a algunos de los autores de los cánticos. Según un periódico, el cabecilla de los gritos se ve que repartía bolígrafos de Vox entre sus compañeros. Vocifera cánticos machistas, reparte bolígrafos que son símbolos fálicos y hace propaganda de la ultraderecha. Ni Hitler se atrevió a tanto.

A estas alturas, estar en el Elías Ahuja era peor que formar parte de la familia Manson. Y el tsunami llegaba hasta el Defensor del Pueblo, el ministro de Universidades (que en un arrebato de aliado feminista necesitado de casito mediático calificó el hecho de «violencia de género») y la propia Fiscalía que se mostraba dispuesta a investigar si se había producido un delito de odio. Sí, la misma Fiscalía que esa semana miró para otro lado cuando grupos independentistas acosaron a jóvenes constitucionalistas en la Universidad Autónoma de Barcelona. Igual tenían que haberles llamado «putas ninfómanas» en vez de «fascistas españolistas» para que la Fiscalía reaccionara.

El vídeo de las chicas del colegio Santa Mónica

Pero aparte del famoso vídeo de marras existía otro. Curiosamente, no ha despertado el mismo interés en los medios. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que en ese vídeo salía la respuesta de las chicas del Santa Mónica. Y quedaba claro que las aparentes víctimas de los gritos misóginos no eran tales. Respondían con otros cánticos y, santa Irantzu Varela, encima coreaban «queremos más». El relato ideológico se iba por el desagüe y eso ya interesaba menos.

Y es que lo que se suponía que era la noche del terror machista se trataba en realidad de una tradición erótico festiva entre dos colegios que se llevan estupendamente. De hecho, los únicos que han defendido a los muchachos del Elías Ahuja del linchamiento al que han sido sometidos por tierra, mar y aire han sido, precisamente, las colegialas del Santa Mónica.

De víctimas nada

Las chicas han escrito un comunicado en el que lamentan cómo se ha malinterpretado y tergiversado todo, que no es más que una tradición entre colegios mayores, que, aunque las palabras expresadas fueran vulgares, malsonantes y se pasaran tres pueblos, no tenían intención machista ni denigratoria y que se llevan muy bien con los muchachos de enfrente.

Cada vez que un medio de comunicación ha pedido su opinión han dicho lo mismo y, de hecho, han asegurado tener más miedo a los plastas de los periodistas, que hasta se han intentado colar dentro del colegio mayor, que a la supuesta manada del Elías Ahuja.

Alienadas del Patriarcado

El lector de buena fe pensará que con el adecuado contexto y dado que ninguna mujer se ha sentido realmente afectada se habrá calmado la jauría. Ay, amigo. Qué poco conoce a la izquierda. Su lema es de sobra conocido: no dejes nunca que la realidad te estropee la propaganda. Si bien la derecha, después de indignarse cual catequistas del Opus y de contribuir al señalamiento de los alumnos, ha recogido algo de cable, los progresistas no han soltado la presa, exigiendo la intervención de la Fiscalía y sumando a su ecuación de depredadores sexuales las mujeres alienadas, o sea, todas aquellas que no se ofenden ni se victimizan cuando dicen las feministas.

No soy capaz de imaginar la vergüenza y la sensación de fracaso de esos padres, que hoy han tenido que escuchar a sus hijas diciendo delante de toda España que no les molesta que las denigren o las llamen putas

Protestona, influencer afín a Podemos con casi 250.000 seguidores en Twitter.

Lo que ha ocurrido con las chicas lo explica todo. Ese es el problema, la tolerancia de las que deberían ser las víctimas. ¿Cómo que es una tradición? ¿Cómo que son normales este tipo de comportamientos e insultos? ¿De verdad es normal, una tradición, que te llamen puta ninfómana? [Estas chicas] le han hecho una enorme putada a todas las mujeres. ¿De qué sirven las manifestaciones, las charlas, los comentarios en platós de televisión? ¿De qué vale la lucha contra el patriarcado?

Patricia Pardo, periodista en El programa de Ana Rosa que ven a diario 600.000 espectadores.

Las (preocupantes) opiniones de las chicas del Santa Mónica no cambian el hecho de que los cachorros neonazis de cayetano que perpetraron la performance de terror sexual en el Elías Ahuja son potenciales violadores de cualquier chica en cualquier parte, se sienta amenazada o no.

Pablo Echenique, propagador oficial de bilis y odio de Podemos.

Licencia para incitar al odio con perspectiva de género

Vamos, que como se descuiden las chicas del Santa Mónica acaban linchadas como sus compañeros del Elías Ahuja, que han tenido que acabar pidiendo perdón ante la apisonadora, en la que no ha faltado ni la embajada alemana que vaya usted a saber qué puñetas pinta en todo esto.

Que la lucha contra el Patriarcado es un asunto serio. No hay tradiciones festivas ni adolescentes alborotados ni bromas sexuales entre amigos que valgan. Son discursos de odio y hay que erradicarlos.

Discursos de odio los que interesan, claro. Que Maruja Torres puede hablar tranquilamente de cortarle los huevos a los chavales del colegio mayor, Irantzu Varela puede insinuar que habría que quemar el edificio entero y toda una secretaria de Estado de Igualdad del Gobierno de España como Ángela Rodríguez Pam puede poner en su Instagram un montaje fotográfico del Elías Ahuja ardiendo con los chicos dentro.

Está claro que contra el odio patriarcal, la pacífica hoguera del feminismo es siempre la mejor solución. Dicen que a los alumnos del Elías Ahuja les piensan dar un curso de igualdad de género para que corrijan su comportamiento. Seguro que prefieren las llamas.

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7 comentarios

  1. Se le echaba de menos, señor Kaplan. Una lástima tener que salir de su isla pero este era un tema jugoso digno de comentario. 😉 Y mientras todo el mundo miraba al peligrosísimo edificio de marras, el presidente se subió el sueldo y se archivó una causa judicial que salpicaba a su gobierno. Si es que aquí se está a la chorrada. Poco nos pasa.

    1. Muchas gracias, querida Merce. Me consta que me echaba de menos, pero aquí estamos de nuevo en la brecha. Y tiene toda la razón, los medios y los políticos están a las chorradas mientras el Gobierno nos sodomiza a diario. Así nos va.

  2. Hola Señor Kaplan, al fin volvió, se lo extrañaba jaja. Realmente no puedo creer que esto sea cierto. Aquí en Argentina es tradición las bromas y cargadas entre hinchadas (aficionados) de los distintos clubes de fútbol, pero no hace mucho el INADI hizo cerrar el foro de una de las páginas de fútbol más visitadas porque supuestamente se hacían comentarios racistas y discriminadores así que aquí tampoco estamos a salvo, sin mencionar la cancelación de Dragon Ball Súper por una escena donde supuestamente se fomenta el acoso y la violación. Y con esto tapan las otras cosas que uno nunca se entera.

    1. Muy buenas, amigo Lisandro. Últimamente ando ocupado con temas personales y no le puedo dedicar al blog el tiempo que me gustaría, pero este esperpento bien merecía un artículo. Durante una semana —que es lo que duran estos asuntos hasta que pasan al olvido— no se ha hablado de otra cosa en España. No se imagina la turra que nos han dado, pero la gente de derechas también, lo que nos hace pensar que este país no tiene remedio. Muchas gracias por continuar ahí al otro lado. Un abrazo.

  3. Estos malditos woke lo corrompen todo, hasta el humor (menos el humor negro por suerte)… Espero que pronto todo esto acabe porque de no ser así habrá guerra

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