Una amnistía para dividirlos a todos
Eran poco más de las doce de la noche y Alberto Núñez Feijóo salía arropado por la plana mayor del PP al balcón de Génova en un ambiente de euforia enlatada, como los aplausos de las telecomedias. Oficialmente había ganado las elecciones pero a nadie se le escapaba que el resultado no era bueno. Las empresas que hacen encuestas y los periodistas que se las creen acertaron tanto como aquel