Carlos Vermut cancelado

En el mundo cultural hacía tiempo que se rumoreaba que El País iba a publicar una serie de reportajes de investigación sobre los abusos sexuales dentro de la industria del cine español. Algunos cuchicheaban los nombres de Imanol Arias, Julio Medem, Carlos Montero y Carlos Vermut. No sabemos si los demás están en el lote, con o sin merecimiento, pero a Vermut le ha tocado la lotería. Y justo en la víspera de los premios Feroz. El País eligió este día para que el postureo del cine español con estos temas (como se vio el año pasado cuando un productor borracho le tiró los trastos a Jedet y Bob Pop), se llenara la boca con su exclusiva.

Tres mujeres anónimas acusan a Carlos Vermut

El reportaje de investigación de El País no tiene desperdicio. Tres mujeres jóvenes, sin identificar, acusan al director ganador de la Concha de Oro de practicar sexo violento contra su voluntad, de someterlas físicamente, de vejarlas y humillarlas. Ninguna lo denunció, aseguran, por miedo a represalias laborales ya que trabajan en el sector audiovisual. El periódico le da opción al director para defenderse aunque la defensa es más desastrosa que la del FC Barcelona. Tiene toda la pinta de que Vermut habló con el periódico sin saber exactamente qué decían de él porque a nadie en su sano juicio acusado de estrangular a una mujer mientras ella patalea se le ocurriría decir: «He practicado sexo duro siempre de manera consentida. Otra cosa es que la persona en su casa después se sintiera mal y a lo mejor antes tuviera miedo de decirlo».

Si uno mira con lupa el artículo hay cosas que chirrían. De las tres anónimas denunciantes, con una no sucedió realmente nada: él le quitó el sujetador, ella se plantó y él la echó de su casa. Y de las otras dos que tan mal lo pasaron aquella primera vez, ambas continuaron acostándose con Vermut durante casi dos años, una de ellas empleada suya con una promesa de un ascenso que nunca llegó y con la que acabó cortando.

Las expertas en violencia de género al rescate

El País sabe también que esto suena un poco raro y por eso el reportaje añade las declaraciones de dos «expertas en violencia de género» que explican que esto es normal, que hay mujeres que «minimizan» sus agresiones e «intentan adaptarse teniendo más relaciones sexuales», y que «el hecho violento es independiente de lo que ella o ellas decidan hacer después». Aunque sea seguir follando con el tipo durante dos años para ver si te da trabajo.

Leyendo el reportaje sin las rodilleras feministas, dos de las tres mujeres no salen muy bien paradas, incapaces de negarse a relaciones sexuales no deseadas durante dos años. Cosas del feminismo que en sus ansias de justificar a las mujeres y no responsabilizarlas jamás de sus actos las suele hacer quedar como unos seres débiles que no saben ni decir lo que quieren. Algo muy parecido al machismo, por cierto.

El temible Carlos Vermut

Que Carlos Vermut no es el amante más sensible de la historia ha quedado claro. Que suena al típico director famosete que lo aprovecha para ligar, también. Y parece obvio que la comunicación y empatía que tiene con las mujeres con las que se acuesta es peor que la que hay entre Podemos y Sumar.

Pero ¿es un depredador sexual que viola y somete a las mujeres abusando de su posición de poder? Aun a riesgo de que las expertas de género de El País nos miren muy mal lo dudamos. Para empezar, Vermut tiene muy poco poder en la industria del cine. Y es evidente que un tipo que se porta como un bestia con chicas que nunca le dicen que están incómodas con él, y que siguen metiéndose en su cama y engordándole el ego, es difícil que piense que hace algo mal. Hasta que se ve en las páginas de El País, claro.

Los Feroz cumplen el guion

Por supuesto, las reacciones no se hicieron esperar. Y más con los Feroz desfilando delante de los micrófonos. La gala se convirtió en un rosario de declaraciones contra la violencia machista y aplaudiendo la «valentía de las víctimas». A ver quién era el listo que se salía del guion, que se la jugaba. A José Coronado, con toda su buena intención, se le ocurrió decir que había que denunciar cuanto antes en vez de esperar varios años y le han llovido palos por todas partes.

La también muy feminista presidenta de la asociación de informadores cinematográficos que organiza los Feroz, María Guerra, dio un discurso y aprovechó para enlazar la surrealista agresión del año anterior con esta, decir que siempre estarán con las víctimas, hacerle publicidad a El País y recordar el hashtag que popularizaron las futbolistas contra Rubiales: «Se acabó».

Magical inquisitors

Un artículo de periódico a la manera de auto inquisitorial había decidido por los demás quién era el agresor y quiénes las víctimas. En un supuesto gran gesto, RTVE eliminó de su plataforma Magical Girl, que igual temía que viendo una película de Vermut aumentara el número de violaciones.

Para despejar dudas acerca del posible linchamiento de un ciudadano a partir del reportaje de un periódico, uno de los jueces de cabecera del progresismo, Joaquim Bosch, nos lo aclaró en un momento: como no ha habido proceso judicial no cabe aplicar ninguna presunción de inocencia y «es la sociedad la que debe llegar a sus propias conclusiones a partir de la crediblidad que le merezcan los hechos denunciados». Y si al aludido no le gusta que denuncie él por difamación. Roland Freisler estaría encantado con Joaquim Bosch.

Javier Gallego se pone aliade y las feministas le humillan

El periodista y músico Javier Gallego se puso más aliade que nunca en su colaboración con El diario.es criticando las explicaciones de Vermut: «Eso es el Patriarcado: confundir intimidad con intimidación, no ver a la otra persona ni el temor que provocas». Pero también se le ocurrió decir que «la sexualidad puede ser violenta (…). El sexo duro no se impone, se propone», sin caer en la cuenta de que esa perogrullada a las monjas feministas no les entra en la mollera, por lo que las reacciones a su artículo se convirtieron en un poema:

«El Patriarcado es hacernos creer que sexo y violencia pueden ir unidos. El día que los hombres os calléis y escuchéis entonces habrá sexo real».

«La sexualidad no es violenta, si lo es, y qué casualidad, siempre contra las mujeres (…). Eres tú quién confunde y eres tú parte del patriarcado».

«No, porneros, precisamente el Patriarcado es aquel que da doble moral a los hombres agresivos que van de aliados».

«Lo que llamáis sexo duro es cuando no sois capaces de empinaros si no ejercéis violencia sobre las mujeres porque tenéis el cerebro frito de porno».

Ver la carne cruda del aliade Gallego triturada sin compasión por las mismas a las que pretendía agradar es posiblemente el mayor placer colateral que ha provocado el affaire Vermut.

Carlos Vermut cancelado pero discretamente

Mientras las reacciones se sucedían (prepárese para la tabarra que nos darán en los Goya), Vermut vio como había pasado de formar parte de la gran familia del cine español a ser un muerto viviente. Y eso que dentro del mundillo pocas voces lo han nombrado expresamente (tampoco para defenderle, que ahora parece que no tenga ni un amigo), empezando por la propia Academia de Cine que, en un comunicado contra las «actitudes machistas, los abusos de poder y la violencia contra las mujeres» se guarda mucho de mencionarlo.

Y la explicación de esa elipsis está en la propia industria del cine, que una cosa es el postureo y otra hacerse el harakiri. Según el propio reportaje de El País, 17 personas de ese entorno conocían cómo eran las relaciones entre Vermut y sus amantes. Y nadie dijo nada, nadie se quejó. ¿Miedo también? ¿Quizá les pareció una práctica habitual? ¿O tal vez no lo vieron para tanto?

#MeToo ma non troppo

Los rumores de abusos —y de cosas que ahora se consideran abusos— en el audiovisual español llevan años circulando pero no salen nunca a la luz. Algunos afectan a nombres realmente importantes. Y eso lo sabe la propia industria que teme que las vacas sagradas que sí generan dinero, sí generan trabajo y sí generan prestigio se vayan por el retrete. Que el progresismo será feminista pero no idiota. Y a una industria siempre colgando del hilo y que necesita las subvenciones como el agua solo le falta perder activos pesados para hundirse del todo. Así que cancelar a un tipo como Vermut les viene hasta bien. No fastidia al sector y se pueden poner la medalla.

Porque el asunto da que pensar. ¿De verdad que el gran reportaje que iba a lanzar el #MeToo español no tenía a nadie mejor que Carlos Vermut para iniciar la veda de depredadores? Que estamos hablando de un director que la mayor parte del público ni conoce ni ve —Magical Girl costó 500.000 euros y recaudó 256.000, Quién te cantará costó 2.500.000 e ingresó 175.000 y Mantícora fue otro desastre que costó 1.700.000 y dio 168.000— y que, a pesar de que le hayan dado un par de premios tampoco es Alejandro Amenábar. Aunque le pareciera muy prestigioso a las mujeres que se acostaron con él.

‘El País’ pide denuncias por Twitter

El País conoce perfectamente la realidad del cine español que saca pecho en los Goya pero, salvo honrosas excepciones, interesa poco. Tal vez por eso la voladura ha sido tan controlada. Lo sabremos seguro cuando salgan los siguientes agresores, difamados, cabezas de turco (táchese lo que no proceda) de la lista, si es que salen y si no tardan otro año en ver la luz. En cualquier caso, las redactoras piden más madera y solicitan delaciones, algo por otro lado habitual en el periódico, y por temas parecidos:

«Las periodistas Ana Marcos y Elena Reina siguen investigando abusos en el cine español. Si conoces algún caso que no haya visto la luz puedes contactar con ellas a través de esta red social»

El mensaje, publicado en Twitter, fue borrado poco después, igual porque sonaba, siendo elegantes, bastante peculiar. Nada de denunciar a la policía, que luego hay que demostrarlo en un juicio y es un rollo. Cuéntanoslo que nosotras sí te creemos, hermana. Ni los Papeles del Pentágono, oiga.

Terror feminista en la redacción de ‘El País’

Aún caliente el cadáver de Vermut y sin tener nada que ver con esta historia, Félix de Azúa se solidarizó con su compañero Fernando Savater, despedido de El País después de 47 años por criticar la línea editorial progubernamental, y se fue también cargando de lo lindo contra el que fuera una vez el mejor periódico de España. Su frase «El País está secuestrado por feministas radicales que mantienen un régimen de terror dentro de la redacción» fue comentada jocosamente por las susodichas, entre ellas una de las autoras del reportaje de Carlos Vermut, e incluso se hicieron una simpática camiseta con la leyenda: «Mantengo un régimen de terror en la redacción de El País porque soy feminista».

Más allá del jolgorio, la corresponsal de género del diario publicó un hilo en Twitter para que entendiéramos el gran trabajo que realizan. Y, como el famoso reportaje, es imperdible.

Un manual de estilo para una redacción «concienciada»

Según el hilo, el manual de estilo de El País, por el que se rige toda la redacción, tiene desde 2021 perspectiva feminista. Esto incluye desde evitar el sexismo en el lenguaje —por ejemplo, no usar «gestación subrogada» sino «vientre de alquiler»— hasta instrucciones precisas sobre cómo hablar de «violencia machista»: no se debe culpar o insinuar culpa en una víctima, no se informará de su intimidad ni de las opiniones de los vecinos (no sean que digan algo que no convenga al relato feminista) y los asesinatos no se deben tratar como «sucesos» sino como un «problema estructural».

Con este manual y una redacción «concienciada», asegura la corresponsal de género del diario, «es más fácil ejercer el terror». Aclaramos que, aunque parezca una confirmación, se supone que es una broma. Con perspectiva de género pero una broma.

Si a Carlos Vermut le dejan volver al cine (previa contrición, autoflagelación y expiación de sus pecados patriarcales en plaza pública), una redacción como la de El País sería perfecta para ambientar una película de oscuridades humanas de las suyas. Daría más mal rollo que cuando Bárbara Lennie entra en la habitación del lagarto negro sin palabra de seguridad.

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9 comentarios

  1. Cómo va a estallar un metoo escandaloso si solo sale gente de poco peso en el cine: Vermut y el señor canario que ha dejado el cine cuando nadie sabía que hacía cine. Sería un escándalo si salieran nombres de pesos pesados pero son los que hacen que la gente vaya al cine y están más protegidos. Que siempre hay rumores peeeeero ahí nadie se atreve.

    1. Espero que esto sea un bache del que pueda salir pronto. Es el cineasta más interesante de su generación.
      Me da miedo/lástima que poco a poco el único cine indie español posible sea el que dirigen gente como Pilar Palomero, Bollaín, Roquet… nombres que obviamente nunca sufrirán un artículo tan difamatorio como el de Vermut.
      También confío en que las actrices a las que (tan bien) ha dirigido se atrevan (aunque la situación actual no sea la más favorable a estos efectos) a salir y apoyarlo.

      1. Hasta hace nada se hablaba de Vermut como un director de mujeres y un buen creador de personajes femeninos al estilo de Pedro Almodóvar. Sí que estaría bien que algunas de esas actrices, Lennie o Nimri por ejemplo, rompieran una lanza a favor de él.

    2. Ahí está la clave, Merce. Un MeToo en condiciones igual barría el cine español y ya no levantaba cabeza.Y con el fanatismo feminista que hay aquí iba a acabar con media industria acusada de agresiones sexuales. Así que mejor echarle el muerto a gente como Vermut o ese desconocido señor canario que dice que ha dejado el cine aunque nadie supiera que hacía cine.

  2. Espero que esto sea un bache del que pueda salir pronto. Es el cineasta más interesante de su generación.
    Me da miedo/lástima que poco a poco el único cine indie español posible sea el que dirigen gente como Pilar Palomero, Bollaín, Roquet… nombres que obviamente nunca sufrirán un artículo tan difamatorio como el de Vermut.
    También confío en que las actrices a las que (tan bien) ha dirigido se atrevan (aunque la situación actual no sea la más favorable a estos efectos) a salir y apoyarlo.

    1. Estaría bien que Bárbara Lennie o Najwa Nimri rompieran una lanza por él, pero tal como funciona el cine español lo veo difícil a corto plazo.

  3. Parece claro que, por la razón que sea, Vermut ya está amortizado por la gran familia que es el cine español y lo han convertido en cabeza de turco (aunque ojo, que igual es turco). Pero lo más preocupante me parece lo que dice el juez Bosch: yo suelto la bomba (anónimamente, eso sí) y la sociedad (turba) que decida… ¿Contra quien debería dirigir una demanda por difamación? ¿Contra Lo País o contra tres anónimas?

    1. En el caso hipotético de que quisiera denunciar no le quedaría más remedio que hacerlo contra Lo País, que a su vez se escudaría en el secreto profesional para no dar los nombres de ninguna de las mujeres. Y en última instancia el juez posiblemente determinaría que la información es relevante y tiene visos de veracidad. En el mundo de la justicia patriarcal, Carlos Vermut tiene todas las de perder contra el Cuarto Poder feminista.

  4. Se imagina al fontanero arreglando el grifo de su casa y comentándole que si Palestina, que si el machismo, o ir a la consulta del médico y este le hable de cuanto facha hay?
    Pues estos artistas del celuloide por no se que extraña razón están tooodo el día preocupados por el mundo.
    Hagan buenas películas y dejen de ser unos párrocos de sermón diario.

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