Mascletà Almeida

El caso del pato muerto

Desde que se mudó a Madrid huyendo del Brexit jamás le había visto tan apático. Yo sabía que detrás de aquella expresión ensimismada, sentado frente a la ventana, el gran Sherlock Holmes se aburría mortalmente. Su última investigación la había resuelto con pasmosa rapidez. ¿Por qué en las elecciones gallegas Yolanda Díaz había quedado la cuarta en su municipio natal? Solo la votaron 300 personas. «Elemental, querido Watson», me dijo

Cuento de Halloween

La pata de mono progre

Existe una antigua leyenda entre los más progresistas, que se transmite de abueles a nietes en las frías y húmedas noches del cambio climático. Un poderoso hechicero concedió poderes mágicos a la pata disecada de un mono que militó en Podemos, para que concediera deseos a los justicieros sociales, posmodernos ofendidos y activistas de sofá. La pata les daba lo que sus corazones progres anhelaban pero nunca salía como esperaban.

Irene, toda la verdad

El charómetro que mide la popularidad del feminismo en España marcaba registros mínimos. Tras una legislatura, el Ministerio de Igualdad había ido de ridículo en ridículo dividiendo al movimiento feminista más que nunca, desangrándolo en guerras internas. Los propios aliados colapsaban al verse obligados a ser machistas para defender a las feministas de otras feministas. Con tanta cuchillada entre hermanas la palabra «sororidad» causaba el mismo efecto que «Pijus Magnificus»

Woke

La invasión de los ultracuerpos woke

Debo avisar de que esta aterradora historia que está usted a punto de leer tendrá interrogantes y preguntas sin respuesta. Pero así es cómo sucedió y así lo transcribo. No sé cuándo empezó todo pero para mí comenzó ayer por la tarde, víspera de la noche de Halloween. Estaba a punto de acabar mi turno en el centro de salud cuando el último paciente entró por la puerta. Su cara

Irene Montero Falcon

Las empoderantes aventuras de cuatro feministas españolas en Estados Unidos

En junio del año 2022, el feminismo dio un paso de gigante tras el viaje de la ministra de Igualdad de España, Irene Montero, y tres compañeras del ministerio a Estados Unidos. El país estaba convulsionado por la derogación estatal del derecho a abortar y vivía momentos de zozobra a incertidumbre. La presencia de estas cuatro valientes políticas supuso un gran apoyo moral. Y no solo eso. Fue la chispa

Que te vote Txapote

Sánchez el vampiro

Del diario de Jonathan Harker: 31 octubre. He tomado la diligencia nocturna para el paso del Borgo donde me recogerá un criado del Conde. Los pasajeros no hacen más que advertirme. «Esta noche no debería viajar hasta allí, su alma corre peligro», me susurra al oído una anciana, como temiendo ser oída por algún ser sobrenatural. Ante mi mirada de perplejidad me regala un crucifijo. «Por lo menos lleve esto

Cuento feminista de Navidad

Un cuento feminista de Navidad

Aquello no cabía en su cabeza deconstruida. ¿Cómo podía la gente celebrar las fiestas navideñas viviendo en un país donde el terrorismo machista estaba a la orden del día? Deberían estar todes en la calle exigiendo el fin del Patriarcado en vez de cantar villancicos, reunirse con la familia y darse regalos. Como representante de la nueva masculinidad, Ebenezer Lorente tenía muy claro que la Navidad era un cuento capitalista

Comité de expertos del Gobierno de Pedro Sánchez

Las actas del comité de expertos al descubierto

La malvada ultraderecha, o sea, todo el que no vota al PSOE o a Unidas Podemos, asegura que el comité de expertos que ayuda al Gobierno durante la pandemia es un cuento más chino que el propio virus. ¿Cómo pueden decir semejante falsedad? ¿Acaso se creen que el Ministerio de Sanidad iba a tomar medidas que afectaran a 47 millones de españoles sin estar debidamente asesorado por nadie? Hay que

Jessica Rabbit

Jessica Rabbit y Kaplan contra la censura

La tarta de Jessica Rabbit con la que Kaplan contra la censura celebra sus primeros 50 artículos tiene su aquel. Porque, aunque cueste creerlo, Jessica Rabbit es la responsable de que exista este blog. Cierto que oficialmente lo abrí cuando Twitter me suspendió la cuenta por sus cojones morenos, pero si hoy pienso como lo hago y no como un progresista de bien se lo debo en cierto modo a

Marqueses Galapagar

La caída de la casa Galapagar

Un día de otoño triste y silencioso, cuando las nubes colgaban bajas y pesadas en el cielo amenazando tormenta, crucé una región singularmente lúgubre de Madrid. Y, al fin, al acercarse la noche, me encontré a la vista de la melancólica Casa Galapagar. Había conocido tiempos mejores, lo que saltaba a la vista con su descuidada fachada, pero aún imponía, sobrecogedora recortada contra el horizonte del crepúsculo. Miré el móvil