Irene, toda la verdad

El charómetro que mide la popularidad del feminismo en España marcaba registros mínimos. Tras una legislatura, el Ministerio de Igualdad había ido de ridículo en ridículo dividiendo al movimiento feminista más que nunca, desangrándolo en guerras internas. Los propios aliados colapsaban al verse obligados a ser machistas para defender a las feministas de otras feministas. Con tanta cuchillada entre hermanas la palabra «sororidad» causaba el mismo efecto que «Pijus Magnificus»