Koldo Ábalos

La noche del Delcygate

El corredor escasamente iluminado de la sala de casos perdidos del hospital psiquiátrico penitenciario desembocaba en una celda aislada. El celador comprobó la identidad del visitante y el documento que lo acreditaba como inspector de homicidios y le dio acceso al interior de aquel cuarto acolchado. El inspector lo vio en un rincón, con la camisa de fuerza y la mirada perdida. El último aizcolari socialista, el hombre duro que