Límites del humor

Olvídese de que la poesía es un arma cargada de futuro. Ni de futuro ni de pasado. Desde Aristófanes a Ricky Gervais, la auténtica arma es la comedia. El humor alivia la mente, despeja las ideas, libera prejuicios, nos muestra sin dramatismos lo peor y más grotesco de nosotros mismos, y denuncia las injusticias y contradicciones de la vida desarmándolas a través de la respuesta biológica más potente e incontrolada: la risa. Es pura catarsis. Por eso mismo poderosos y fanáticos de todo tipo lo temen tanto y quieren tenerlo bajo control. Porque de cuantas más cosas seamos capaces de reírnos y menos límites le pongamos a nuestro humor, más libre e independiente será nuestro pensamiento.

De ahí que siempre haya alguien -un poderoso, un fanático, un ofendido, un sieso- al que le moleste una risa hostil. Siempre habrá alguien hablando de los «límites del humor», una elegante forma de justificar la censura. Y la cosa no es tan simple como antes. En el pasado los límites del humor los ponían los que mandaban. Ahora los ponen también los que quieren mandar moralmente, o sea, los que se creen mejores que nadie, los defensores de los grupos identitarios, de las víctimas, de las minorías y todo el lote de la corrección política, los que incluso consideran algunos chistes delitos de odio, lo cual, bien mirado, no deja de ser un chiste en sí mismo.

A continuación le presentamos diez controvertidas muestras de humor gráfico a lo largo del último medio siglo en España. No se lo tome a risa porque, como decía Churchill, que tenía frases para todo, una broma es una cosa muy seria. Y si quiere ponerle límites al humor recuerde las dos reglas de oro: no deje que se los pongan, pongáselos usted solito; y si algo no le hace gracia, que está en su derecho, deje que los demás decidan por su cuenta si están o no de acuerdo con usted. En definitiva, ría y deje reír.

Con la Iglesia hemos topado

Ni siquiera los más grandes se libraron de la censura, como atestigua el libro Mingote reservado. El taller desconocido de un genio. Apuntes, bocetos, inéditos, censurados y prohibidos, que recoge esta viñeta de los años sesenta que no publicó ABC por su mensaje cristiano poco edificador. El maestro Mingote, por cierto, dejó para la posteridad uno de los mejores veredictos sobre la censura: «Al final, la censura pierde. Porque lo que no se publica se cuenta, comenta, amplía, magnifica, y consigue una audiencia desproporcionada».

El vecino que desapareció de 13, Rue del Percebe

En la inmortal historieta cómica creada por Francisco Ibáñez se produjo uno de los ejemplos más delirantes de censura en los tebeos durante el franquismo. En el número 165 de Tío Vivo, en mayo de 1964, el inquilino del segundo derecha, un científico loco que parodiaba al doctor Frankenstein, desapareció de la noche a la mañana porque, según el censor, la vida solo la podía crear Dios. El piso estuvo vacío durante varios números, con la portera intentándolo vender hasta que lo adquirió un sastre, tan desastroso y divertido como el resto de vecinos de este peculiar edificio pero mucho menos controvertido a ojos de madame Censura.

Un hermano lobo muy listo

El «semanario de humor dentro de lo que cabe» Hermano Lobo acabó con el reinado de La Codorniz (todos de rodillas). Su importancia es tal que incluía chistes y reflexiones aún hoy plenamente vigentes, lo cual no dice nada bueno de lo que hemos avanzado. Chumy Chúmez capitaneó algunas de las mejores plumas de una España a punto de quitarse de encima la dictadura, aunque eso no impidió tener encontronazos con la censura. En 1975, el número 153 que ve más arriba fue secuestrado por el chiste de portada que suponía un «menosprecio a la Justicia». Escarmentada, la revista decidió a partir de entonces presentar a la censura los ferros y no realizar la tirada hasta tener el visto bueno. Cuando las autoridades decidieron secuestrar el número 183 no encontraron ni un solo ejemplar impreso.

Una bomba en «El Papus»

En 1978, un maletín con una bomba explotó en la redacción de El Papus, que era algo así como la versión hardcore de El Jueves, acabando con la vida del conserje, Juan Peñalver, e hirió a una veintena de personas. Era la respuesta de la Triple A, un grupo terrorista de extrema derecha -de la de verdad- al cachondeo con el que el semanario se mofaba de los militares, de la Iglesia y de los restos humeantes del franquismo. Nuestra masacre de Charlie-Hebdo particular fue ampliamente condenada y provocó la adhesión de casi toda la sociedad, incluso la que no comulgaba con el humor salvaje e irreverente de la revista que, dicho sea de paso, no habría pasado ni uno solo de los filtros del siglo XXI, como atestigua la portada que ilustra este artículo. A El Papus de antes las feministas de ahora le habrían puesto otra bomba.

El cómic más prohibido de la historia

Límites del humor

Publicar en España un cómic que ya había sido un escándalo en Francia. Tensar al máximo los límites del humor con una sátira negrísima en un campo de concentración nazi que hace que tomarse selfies sonrientes en Auschwitz parezca un acto de respeto. ¿Qué podía salir mal? Hitler=SS fue inmediatamente denunciado por una asociación de antiguos prisioneros de Mauthausen y una organización judía que lo consideraron «repugnante» y «atroz». El Tribunal Constitucional condenó en 1995 a los editores, la revista Makoki, por injurias al pueblo judío y banalización del Holocausto. Una multa de 100.000 pesetas y la destrucción de todos los ejemplares y las planchas fue el destino del cómic, que sigue prohibido en España aunque se puede comprar de segunda mano por unos 100 euros. La revista, bastante ácrata y libertaria, pasó a ser considerada un nido de neonazis y, abandonada por su público, cayó en picado y cerró.

Los problemas reales de «El Jueves»

En 2007, antes de Corinna, la abdicación de Juan Carlos y sus despistes con Hacienda y con las comisiones del Ave a La Meca que han creado más republicanos que cualquier campaña por la III República, criticar la monarquía era aún un tema tabú. Lo comprobó El Jueves cuando el juez Del Olmo secuestró un número por injurias a la Corona, no se sabe bien si por poner a los Príncipes de Asturias follando o por dar a entender que no habían dado un palo al agua. La revista obtuvo una inesperada publicidad que relanzó sus ventas. Años después, la propia editora censuró otra portada sobre la Corona que provocó que se fueran de la revista la mitad de sus dibujantes. Y más adelante, convertidos en sucursal de Podemos, El Jueves ha rizado el rizo con nuevas provocaciones a la monarquía que han pasado sin pena ni gloria ni secuestro.

Prohibido meterse con el pueblo elegido

Después de casi 40 años en El País, el dibujante Carlos Romeu fue despedido en 2009 por esta viñeta crítica con Israel, que provocó las iras de su embajada y de asociaciones hebreas que no se cortaron un pelo en usar el comodín del antisemitismo que nunca falla con los límites del humor. Sin ir más lejos, el presidente de la Federación de Comunidades judías de España envió una carta al diario en la que decía que la caricatura «no es muy diferente a las publicadas por Goebbels en la Alemania nazi, que desató un odio brutal hacia los judíos y que terminó, como todos sabemos, desangrando Europa». Si dijeron esto de esta viñeta no queremos ni imaginar lo que hubieran dicho si llegan a ver Hitler=SS.

La irreverencia solo mola si es de izquierdas

«TMEO tiene una bien ganada fama de publicación irreverente y políticamente incorrecta. ¿Pero qué pasa cuando la incorrección política se cambia de bando y el humor de uno de sus miembros se acerca más a las tesis de VOX que a las de Podemos?» Así empezaba el artículo de Público que justificaba la censura y despido de facto del dibujante Santi Orue en 2018 por sus viñetas demasiado políticamente incorrectas, críticas con la inmigración ilegal, el independentismo y Podemos. El caso de Orue debería estudiarse en las universidades porque refleja muy bien que la izquierda, que es la que suele monopolizar buena parte de la sátira social, cuando es ella la satirizada reacciona exactamente igual que la más rancia de las derechas.

Cuidado con el día de los morados

Si en los años setenta tenía mérito jugársela con chistes sobre la Iglesia, o a finales del siglo XX hacerlos sobre la Corona, actualmente los kamikazes de los límites del humor son los que hacen mofa a cuenta de los dogmas de la corrección política. Tocar los nuevos tótems del tabú (racismo, xenofobia, LGTBI y feminismo) es jugarse la carrera profesional. Después de 30.000 chistes publicados, Eduard Torres, histórico dibujante del Diari de Terrassa, provocó un terremoto político y en redes sociales con esta viñeta publicada en San Valentín que se consideró «banalización de la violencia de género». Tuvo que pedir perdón después de que hasta sus propios compañeros renegaran de él.

Mongolia contra Ortega Cano

Caso peliagudo, y no porque el director de Mongolia me haya bloqueado en Twitter, ironías de la vida, por no aguantar una broma. ¿Prevalece el derecho a la sátira de un personaje público cuando se utiliza en una valla publicitaria como reclamo de un espectáculo? Según los tribunales no, y por eso el Supremo les sentenció en 2020 a pagar 40.000 euros a Ortega Cano. Desde el punto de vista de la publicación, que se tiene bastante creído que son el último bastión contra el fascismo y todo eso, es una caza política y un ataque de los poderes fácticos. La buena noticia —para Mongolia— es que el crowdfunding que pusieron para hacer frente a la sentencia recaudó en tres días los 40.000 euros. Así que todos contentos, sobre todo Ortega Cano que se quedará tan a gustito con la pasta si el recurso al Constitucional no prospera.

5 comentarios

  1. Estupendo artículo, señor Kaplan. Menudo trabajazo tiene que haber detrás. Pero ha merecido la pena. Algunas de esas viñetas no las conocía. Si es que en este blog siempre se aprende.

    1. De nuevo le quedo muy agradecido por sus palabras, Merce. Efectivamente, el trabajo de documentación ha sido exhaustivo pero no vea qué risas 😉

    1. No es de extrañar que Hearst se enfadara tanto. No solo lo convierten en un personaje de cine sino que hablan de las partes íntimas de su mujer xD Gracias por la visita.

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