Queridos Reyes Magos. Sé que esta misiva les va a llegar muy justa pero no dudo de sus poderes para atenderla debidamente. Por algo son ustedes grandes magos de Oriente capaces de lo imposible, repartiendo millones de regalos en una sola noche. El año nuevo ha comenzado intenso y para mantener la cordura frente a la batalla cultural que se nos avecina vamos a necesitar poco menos que un milagro. Y ahí entran ustedes. En fin, vayamos al grano, que tienen poco tiempo y nosotros debemos acostarnos pronto para que SS. MM. no nos pillen despiertos.
El timo de la estampita
Ya saben ustedes que la gran decepción de esta batalla cultural no es comprobar lo descerebrado, fanático y manipulable que puede ser el bando progre, arrasado mentalmente por décadas de rodillo identitario y odio izquierdista hacia aquel que se atreva a ver el mundo de otra forma. La gran decepción es comprobar que en el otro bando las cosas funcionan exactamente igual. Solo cambia el foco y, como dice esa frase tan cierta, nunca es el qué sino el quién.
Las campanadas de Nochevieja lo volvieron a dejar en evidencia. RTVE, que no tuvo bastante el año pasado con la cuentista de Jenni Hermoso, apostó esta vez por su gran triunfo de la temporada, David Broncano, a quien acompañó una tal Lalachus, una mujer de peso, y no en sentido figurado, que enseñó una estampita del Sagrado Corazón de Jesús con la cara de la mascota de un concurso de televisión, que es una vaca. La España antiwoke sacó su lado más místico y se indignó por lo que consideraba una blasfemia. Como si fuera la primera vez que se parodiaban las estampitas del Sagrado Corazón. Como si fuera imposible verlo como una simple broma de alguien que, todo sea dicho, tiene la gracia de un grifo goteando. Eso sí, de caño gordo.
La derecha ofendidita
El asunto terminó con un maremoto en Twitter digno de las peores wokadas, pero en esta ocasión del lado diestro, con Abogados Cristianos y Hazte Oír en su línea santurrona denunciando en los tribunales la supuesta «comisión de un delito contra los sentimientos religiosos», críticas de la Conferencia Episcopal y la petición de Vox para que el Gobierno dé explicaciones en el Congreso por ofender a los católicos en la televisión pública durante las campanadas.
¿Quién dijo que la derecha ofendidita no podía ser tan grotesca como la izquierda ofendidita? Pues sí, ahí la tenemos, optando a la primera vergüenza ajena del año con este nuevo timo de la estampita. Eso sí, proponemos a Lalachus, o a la que le toque la cuota ideológica en RTVE, que el año que viene use una estampita de Mahoma. Risas aseguradas en la comunidad islámica.
¡Me cago en Vallín!
Así que, queridos Reyes Magos, les pedimos este año que la parroquia facha sea un poco menos ridícula que los fanáticos del lado progresista, que parece que se haya contagiado a pasos agigantados. Recuerden que solo unos días antes del tema de la estampita blasfema, los que renegaban de la cultura de la cancelación se alegraron de que La Vanguardia despidiera a Pedro Vallín en Nochebuena por un tuit polémico y fuera de lugar, en la tónica habitual de los que escribe (él lo llama esgrima dialéctica), cuando le deseó una dana doméstica a un valenciano que le llevó la contraria.
Ver a los tuiteros que defienden la libertad de expresión gozar como cochinos la cancelación del autor de ¡Me cago en Godard!, que hasta ese momento había vitoreado las cancelaciones de la izquierda, solo por el hecho de no ser, parafraseando a Kisinger, uno de nuestros hijos de puta dio mucho color a la Navidad y a las personas de buena voluntad.
El gobierno se frota las manos con la estampita… y con Franco
El timo de la estampita de marras le ha venido muy bien a este gobierno que no sabe ya cómo seguir limitando derechos individuales. «Día 1 y primer intento de los ultras de amedrentar», tuiteó el portavoz Bolaños anunciando que, para «aumentar la libertad de expresión», acabará con el delito contra los sentimientos religiosos que cobija las denuncias de Hazte Oír y Abogados Cristianos. Pero a Bolaños —que el año pasado consideró poco menos que un intento de magnicidio golpear un muñeco de Pedro Sánchez— se le ha olvidado mencionar la ampliación de la libertad de expresión en otras áreas, así que espero que Sus Majestades nos traigan también libertad para criticar la inmigración o para ofender los sentimientos religiosos de los que no comen jamón, a ser posible sin que nos pase un Charlie Hebdo.
Y también, ya puestos, nos gustaría libertad de expresión para hablar libremente del franquismo, ahora que se nos vienen encima cien actos conmemorativos con los que Pedro Sánchez quiere convertir 2025 en el año en que a Franco por el culo se la hinco para polarizar y enfrentar aún más a la sociedad española, llamar fascista a todo aquel que no le aplauda la ocurrencia y tener una cortina de humo permanente a la que recurrir para distraer al personal. Si en 2026 el número de franquistas no se ha multiplicado por cien tras la turra sectaria del gobierno será un milagro.
Los pasamontañas son racistas
De los ofendititos de siempre, los progres, qué les voy a contar. A fin de cuentas, lo acaban de vivir en sus carnes, queridas majestades. La Guardia Civil puso su habitual mensaje, lo hacen desde 2018, de la Noche de Reyes para prevenir los atracos con la imagen de unos reyes magos con pasamontañas. Pero este año que empieza, y que augura una pandemia de ofendiditis, la imagen ha encendido a la izquierda que ha confundido los pasamontañas con caras negras: «Esto es racismo institucional. Esta campaña debe retirarse y debe haber una reparación institucional a esta criminalización de las personas negras», ha escrito cabreada Irene Montero secundada por los suyos, que han relacionado el tuit de la Guardia Civil con la muerte de un mantero que huía de la policía en Sevilla. Llega a suceder en Semana Santa y Podemos habría confundido a los cofrades con el Ku Klux Klan.
Pero lo peor no es esta campaña absurda de la izquierda sino la respuesta de una acojonada Guardia Civil que borró el tuit de los pasamontañas. Reyes Magos, ¿sería mucho pedirles más huevos para nuestra Benemérita? Seguirle la corriente a los fanáticos nunca es una buena idea. Y si la propia Guardia Civil se caga en el tricornio estamos listos.
¿El fin del wokismo?
Hablando de fanatismos, también queríamos pedirles a SS. MM. el fin del wokismo, que bastante daño ha hecho ya. Es cierto que parece que la cosa no va por mal camino. Empresas como Google, Microsoft y Meta (Facebook e Instagram) han visto sus cuentas de resultados y han despedido a sus hasta hace nada imprescindibles departamentos de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI). Meta, por cierto, también ha anunciado que cambiará a sus poco neutrales verificadores por notas de la comunidad a lo Elon. A Newtral y Maldita se les va a acabar el chollo.
Incluso el gran CEO woke Bob Iger, el capo de Disney, ha decidido empezar el año haciendo propósito de enmienda. «Primero tenemos que entretener. No se trata de dar mensajes», dijo en una entrevista. Algunos medios incluso celebran abiertamente que las empresas le den la espalda a los «vendedores de humo» del wokismo. Esto hace unos años era impensable. Y con Trump en el poder —«Woke is bullshit»— puede pasar de todo.
Salseo a costa de lo ‘woke’
En España, el aparente estado catatónico de la cultura woke ha dado para un buen salseo periodístico. ABC habla de La derecha woke que se niega a «enterrar el cadáver», en un artículo replicado por Rebeca Argudo, El woke no ha muerto, a su vez respondido desde La Razón en otro texto de nombre con sabor histórico: Españoles, la cultura woke ha muerto.
La guerra, puñaladas entre ex compañeros aparte, parece estar entre dos bandos: los que creen que el wokismo ha pasado a mejor vida aunque algunos que han hecho fortuna periodística a costa de él se nieguen a «cerrar el chiringuito» y los que lo ven debilitado pero aún vivito y coleando.
Drácula siempre vuelve de la tumba
La falacia de la mota castral —renunciar momentáneamente a las aristas más controvertidas de un punto de vista polémico cuando es muy cuestionado– nos lleva a pensar como opina Rebeca Argudo, que además nos cae muy bien, que la cultura woke no ha muerto. Como ese Drácula de las películas clásicas que siempre regresaba de la tumba, pensamos que el wokismo y todo lo que representa volverá con fuerza en cuanto tenga oportunidad para desangrarnos en nombre de los derechos humanos de las minorías.
Para ello, lo woke cuenta con miles de medios progresistas, políticos de izquierdas y de derechas acomplejados —y no miramos a ningún gallego— activistas de la información y fanáticos convencidos que se encargarán de mantener viva la llama contra la ultraderecha, que seremos todos los demás, incluidas ustedes, Sus Majestades, especialmente esa con la cara pintada de negro. Nosotros hasta que no veamos a Hollywood renegar públicamente de los woke y hacerle peinetas al #MeToo no nos creeremos nada. Eso sí, con un poco de suerte veremos menos trans y hijabs en los anuncios de Nike y Adidas.
Peticiones imposibles hasta para los Reyes Magos
También íbamos a pedirles algo de sentido común para las feministas, pero sabemos que eso es más difícil que lograr la paz en el mundo o inscribir a Dani Olmo en el Barcelona1. Las que ven opresiones por todas partes, que se ofenden porque llaman gorda a Lalachus o que se desgañitan defendiendo a una manipuladora de manual como Juana Rivas (con la que volverán a dar la lata en 2025) se callan ante los ataques sexuales a miles de menores blancas en Reino Unido durante décadas por musulmanes de ascendencia pakistaní, una antigua y terrorífica historia conocida pero relativamente olvidada que ha vuelto a la actualidad gracias a Elon Musk, que pone un tuit y llega a todos los rincones para desesperación de algunos que añoran los tiempos en que el Twitter progre tenía el poder de silenciar lo que no le gustaba.
En fin, acabamos nuestra carta esperando que sus majestades los Reyes Magos se porten bien con Kaplan contra la censura, y nos despedimos hasta el año que viene, prometiendo ser aún más buenos. Ah, un detallito más: para el presidente del gobierno, que ha sido un niño muy malo, les pedimos un poco de carbón. Media tonelada encima de él.
- Este texto se escribió antes de que el Consejo Superior de Deportes del gobierno de Pedro Sánchez le regalara la cautelar a Joan Laporta demostrando que, por mucho que se las den de víctimas, el Barça nunca ha dejado de ser uno de los equipos favoritos del Estado. ↩︎
Parece que Kaplan ha empezado el año con las pilas puestas y sigue sin hacer prisioneros. La verdad es que solo llevamos una semana de este año y ya hemos tenido unas cuantas polémicas absurdas. No quiero ni imaginarme lo que está por venir. Creo que el 2025 va a traer material de sobra para el blog y unos cuantos momentos más de vergüenza ajena.
Y que lo diga, Merce. ¿Sabía usted que cuando comencé con el blog temía que no hubiera material suficiente para mantenerlo? ¡Qué inocente era!
Si al ver un ladrón con pasamontañas piensas que debajo hay una persona negra, la racista, la imbecil eres tú Irene.
Desde luego la más lista no es. Y mírela: ministra, eurodiputada… Así nos va.