Cierre los ojos, respire hondo y adéntrese en la mente de un justiciero social. De repente, ha despertado a una realidad llena de desigualdades estructurales. ¿Cómo había podido estar tan ciego hasta ahora? Sienta lo que es revivir el drama de minorías discriminadas a lo largo de los siglos y la necesidad de reparar injusticias históricas que tuvieron lugar mucho antes de que usted naciera pero que, de algún modo, son culpa suya. La corrección política ha dejado de ser una estupidez posmoderna y ahora la ve como lo que realmente es: el camino a seguir.
Poseído por esta nueva certeza se sabe mejor que nadie y tiene todo el derecho a decirles a los demás qué tienen que hacer y que pensar, porque los únicos valores que cuentan son los suyos. Y eso incluye los chistes. El humor es político, como todo lo personal. La risa solo puede ir de abajo a arriba, con usted decidiendo quién está abajo y quién está arriba, por supuesto. Todo lo demás es una ofensa intolerable.
¿Siente ya la llamada de la causa progresista? ¿Nota el feminismo y el antirracismo recorrer sus venas como un ardiente fuego purificador? ¿Le han entrado unas ganas locas de hablar usando el lenguaje inclusivo? Felicidades, ya está preparado para sumarse a la turba y ver que esta selección de viñetas humorísticas son en realidad instrumentos de opresión. Y no titubee, que no se puede ser tolerante con el intolerante, como decía el pictoline del Mister Proper ese.
Hasta el coño del fútbol femenino
Charlie Hebdo es una revista satírica de las de verdad, de las que no deja títere con cabeza. No como El Jueves o Mongolia que son políticamente correctas y que solo se atreven a ofender a los católicos, que no degüellan a los que se meten con ellos. Después del atentado yihadista que costó la vida a doce personas, Charlie Hebdo siguió a lo suyo, tirando a tirios y troyanos, y en 2019 le tocó al mundial femenino de fútbol, en un clima político y mediático de apoyo desmedido al evento tras décadas pasando olímpicamente del deporte femenino. El baboseo generalizado recibió un misil con esta portada en la que se leía «Nos lo vamos a comer durante un mes» y el primer plano de un balón de fútbol clitoriano. «Asqueroso», «machista» y «vomitivo» fueron algunos de los comentarios más alegres, seguramente de muchos de los que habían puesto Je suis Charlie de foto de perfil en sus redes sociales cuatro años antes.
La tele belga se pasa de la raya
Otra broma futbolística que no sentó nada bien, causando incluso un conflicto internacional. Un chiste que mostraba a jugadores de Colombia esnifando las líneas del campo se emitió durante el mundial del Brasil en un canal de la televisión pública belga y provocó la indignación en redes sociales y la protesta del embajador colombiano en la Unión Europea. Según el diplomático, el chiste era «un ultraje a un pueblo que ha sido víctima del problema de las drogas», algo «muy serio, que representa dolor, angustia y muerte». La cadena de televisión pidió perdón al pueblo colombiano y a su selección de fútbol, al igual que el humorista, que denunció amenazas de muerte contra él y su familia. Unos días antes, la publicación de un meme similar terminó con la dimisión de una actriz holandesa de su cargo de embajadora de UNICEF tras las protestas, otra vez, de Colombia. Por cierto, la selección acabó quinta en el mundial, el mejor resultado de su historia, y pasando satisfactoriamente todos los controles antidopaje. Para que no queden dudas.
Garfield, las arañas y los veteranos
La interpretación retorcida de un chiste es un clásico de los ofendidos que siempre creen más a su sesgo que a la realidad. Al creador de Garfield, Jim Davies, le sucedió con esta tira cómica que se publicó meses después de ser dibujada, coincidiendo con el Día del Veterano. Provocó un gran revuelo con la corrección política de derechas y las protestas de los que consideraban que Davies se reía de los ex militares de su país al compararlos con arañas que celebraran el «día de la estupidez». El dibujante tuvo que pedir perdón y aclarar que no tenía ninguna intención de ofender a nadie. La polémica sucedió en 2010. Si pasa ahora también se habrían quejado los defensores de las arañas, aplastadas sin piedad por Garfield.
De tiendas en la luna
La caminata espacial de la NASA número 221 fue celebrada por el feminismo al ser la primera vez que salían de la estación espacial solo mujeres. Y como suele ser habitual con este tipo de acontecimientos, los medios le dedicaron todo tipo de artículos laudatorios. A ver quién se atrevía a hacer broma y molestar a las feministas. Pues Julio César González, quien volvió a hacer honor a su apodo, Matador, y publicó un chiste con las astronautas de tiendas, buscando chollos en la Luna. «Matador, las mujeres no somos unas compradoras compulsivas. Somos seres con intelecto, valores y capacidad de trabajar por generar una mejor sociedad con conocimiento, empatía y compasión para el progreso de todos, sin odios de género, ni ofensas a otros», le reprochó una indignadísima vicepresidenta de Colombia. El dibujante, que ha llegado a ser amenazado de muerte por sus viñetas sobre Álvaro Uribe, contestó con un par de estocadas de las suyas: usando la misma caricatura lunar para recordar el número de mujeres colombianas asesinadas en 2019 y señalar la inquisición del feminismo radical y de la corrección política. Si es que se merecía que lo pusiéramos de portada del artículo… ¡torero!
Drama feminista en L’Humanité
Hasta no hace mucho, un chiste verde era como cualquier otro chiste: te podía hacer gracia o no. Pero con el auge de la corrección política y del feminismo radical, ese tipo de humor está cada vez más desterrado. Y en general todo lo relacionado con el sexo que va camino de convertirse en un tabú… otra vez. Y pobre del que recurra a él. Sébastien Portet fue despedido con su primera viñeta para L’Humanité, en la que se veía a la ex modelo, periodista y actual pareja del ciclista Julian Alaphilippe, Marion Rousse, aprovechando su relación y sus encantos para tener una entrevista exclusiva. Una caricatura sacando en tetas a una mujer con un hombre babeando. ¡Herejía! Fue la propia Rousse la que montó el drama: «Desilusionada. L’Humanité lleva su nombre de mal en peor. No hay que faltar al respeto a las mujeres ni rebajarse a este nivel después de mis seis años de comentarista deportiva en televisión», escribió compungida en Twitter. El diario respondió con el mismo tono solemne: «Compartimos plenamente la indignación por esta viñeta. Rápidamente la retiramos. Es contraria a los valores de L’Humanité, que promueve la dignidad del ser humano y la lucha feminista. Marion Rousse, discúlpanos por la falta de vigilancia». Y el dibujante a la puta calle en su primer día de trabajo. Por supuesto, nadie lloró por él.
Los transexuales no son cocodrilos
El diario socialista más importante de Gran Bretaña, el Morning Star, pidió disculpas a sus lectores trans por una viñeta «no autorizada» que los «ofendía terriblemente» y que fue recibida en Twitter con los calificativos de «transfóbica», «abominable» y «fascista». La caricatura venía firmada por Stella Perrett quien, a sus 60 años, comprobó cómo ser de izquierdas, feminista y sindicalista no le salvaba de la cultura de la cancelación. Perrett reconoció sentirse abandonada por el diario y por su sindicato de toda la vida. La viñeta en cuestión satirizaba una propuesta para una ley trans, parecida a la que ha impulsado Unidas Podemos en España. Un cocodrilo hambriento se lanzaba contra un grupo de tritones en su «espacio seguro» mientras los tranquilizaba diciendo que estaba transicionando a tritón. Entre las críticas más surrealistas que recibió la caricatura estaba que deshumanizaba a los transexuales al compararlos con cocodrilos.
Saben aquel que diu que unos pingüinos hablan de abuso, incesto y transfobia
«He decidido no trabajar más para Le Monde. Es una decisión personal, unilateral y definitiva. La libertad no se negocia». Con este mensaje, el dibujante Xavier Gorce daba portazo a Le Monde después de que el periódico considerara «un error» haber publicado una viñeta en la que dos pingüinos bromeaban: «¿Si el hermanastro adoptivo de la pareja de mi padre transgénero que ahora es mi madre abusa de mí, es incesto?» El periódico dijo que el dibujo podía ser interpretado como una banalización —palabra mágica para justificar la censura— del incesto, y ser especialmente doloroso con las víctimas y las personas transgénero. Y es que se ve que los chistes duelen. Sobre todo los de pingüinos. Para quedar bien después de la renuncia de Gorce, Le Monde publicó un artículo que defendía la libertad de expresión «cuando nos molesta y nos cuestiona, pero respetando al mismo tiempo nuestra libertad de publicar según nuestros valores» Que era como decir «tú eres muy libre de cuestionar nuestros valores que nosotros lo seremos de censurarte». Al estilo de otros irreductibles que no se amilanan ante los linchamientos, como Matador o Bill Leak, Gorce replicó a los ofendidos con otra viñeta en la que un pingüino le decía al otro: «¿Tienes pasaporte sanitario para el sentido del humor?»
¿Quiere más chistes políticamente incorrectos? Aquí tiene la primera parte del artículo, pero si luego lo llaman fascista no nos venga a llorar.
Estupendo, como siempre. Y sí, se confirma que la gente tiene la piel muy fina y se ofende por todo. O eso o mi sentido del humor es muy amplio y no me ofenden los chistes. Un magnífico artículo., señor Kaplan.
Gracias de nuevo por su visita, Merce. Demasiada gente hay en esta época que se la coge con papel de fumar. Y así nos luce el pelo.
Estas décadas pasarán a la historia como una época oscura.
Algunos ilumináis.
Ojalá cuando alguien lea esto en el futuro se ría de las estupideces que se hacían en nombre de la posmodernidad. Será señal de que se ha superado esta época y de que no se ha logrado imponer.
Jaja, lo que es humor puro son éstos llamados “justicieros sociales”. Soy de Argentina y acá no estamos a salvo de estas cosas. Recuerdo cuando en el año 2016, en un programa de humor de la televisión argentina, habían imitado al entonces presidente Mauricio Macri, y pasó lo que ya imaginan: el presidente se ofendió y pidió una reunión con el conductor para que quitaran ese segmento del programa (en donde también se imitaban a otros políticos argentinos), en una descarada muestra de censura. ¿Y los medios de comunicación salieron a defender al programa?. De ninguna manera, justificaban el accionar del presidente argumentando que era una falta de respeto a la investidura presidencial.