Si hay algo que desgraciadamente tenemos claro es que cuando se produce una catástrofe estamos vendidos. Lo padecieron los habitantes de la Palma con el volcán y los valencianos tras la DANA. Ni qué decir tiene de la pandemia que nos dejó a las puertas de una sociedad distópica. El agosto que llevamos va camino de ser otro ejemplo. Más de 150.000 hectáreas arrasadas, cuatro fallecidos y miles de desalojados
Los hados del Patriarcado han escuchado nuestras plegarias. La mejor serpiente de verano para amenizar el mes de agosto: una tía buena, el body positive a tomar por saco y un ridículo woke de los que hacen época comparando el anuncio de unos vaqueros con la eugenesia y el nazismo. ¿Acaso Adolf Hitler usaba jeans? Peor aún: Sydney Sweeney ha protagonizado una campaña publicitaria. El wokismo, en horas bajas en
Juana Rivas is back. En realidad, nunca se ha acabado de ir. Para el feminismo es la madre de todas las madres protectoras, el mito fundacional de una narrativa en la que las mujeres luchan contra padres maltratadores, totems de la violencia de género en sus muy imaginativas variantes como la violencia institucional o la violencia vicaria, pero nunca el Síndrome de Alienación Parental porque este y solo este resulta
No sabemos lo que aguantará la olla a presión de la inmigración. La ventaja que tenemos es que aún no somos Francia o Gran Bretaña. O el otrora paraíso sueco convertido en un infierno multicultural que no sabe por dónde salir. Pero tranquilo (es un decir), nos vamos acercando. Y tras el incidente de Mocejón del que nunca más se supo, el último episodio de este terremoto a cámara lenta
Con el verano llega el apocalipsis climático pero también los festivales de habaneras. Noches a la fresca, barcas de pescadores, ron quemado y un puñado de canciones marineras. El de Calella de Palafrugell, en la Costa Brava, es uno de los más famosos. Un certamen del que el catalanismo se ha ido apropiando convirtiéndolo en un tótem del folclore nacionalista, aunque algunas de las habaneras más conocidas, como La bella
Desde los tiempos de Indalecio Prieto viviendo a cuerpo de rey en México con los tesoros expoliados de España y rumores de fiestas a lo grande mientras los exiliados republicanos no veían un duro, y las acusaciones de este dirigente socialista a otro, Juan Negrín, de quien criticaba su «licenciosa entrepierna» en otras tantas juergas de París, el socialismo, la corrupción y las mujeres de compañía han sido uña y
La espera ha merecido la pena. Desde que saliera a finales del año pasado el informe de la UCO que implicaba a Ábalos en varias tramas de corrupción, se barruntaba otro expediente sobre Santos Cerdán, secretario de organización y experto en pulverizar líneas rojas socialistas como Puigdemont o Bildu. El informe ha caído como una losa en Moncloa y Ferraz. De la banda del Peugeot ya han pillado al portero
Lo de la fontanera Leire Díez había explotado como una bomba de neutrones en el PSOE. En un abrir y cerrar de ojos, el partido que venía a limpiar las cloacas del Partido Popular, de Villarejo, de la Gurtel, la Púnica, la Operación Cataluña y la Kitchen, resulta que olía tan mal como la peor época del supernumerario Fernández Díaz, y también libraba una guerra sucia al límite de la
La cosa política en España está alcanzando velocidad de crucero. Pero en el sentido chungo. El presidente de aquel gobierno que venía a regenerar la política tras la corrupción del PP ahora hace justo siete años tiene imputados a su mujer, a su hermano, a su fiscal general y a su ex mano derecha. Si pregunta al buen socialista, ese que votaría a Pedro Sánchez aunque lo encontrara con la
«La resolución final está en manos de la apelación al Tribunal Constitucional (…). Le deseamos a Anónimo, por muy ingenuo y cándido que nos parezca, la mejor de las suertes porque la va a necesitar. Si pierde su última batalla en el Constitucional la moraleja de esta fábula va a dar más mal rollo que el final de El planeta de los simios». Así terminaba el casi relato de terror