Estafa Black Lives Matters

Todos saben dónde estaba Black Lives Matter el año pasado y la que liaron tras el homicidio de George Floyd, pero no se les recuerdan las mismas protestas cuando Walter Scott fue acribillado por un policía blanco en 2015. Algunos dirán que cinco años antes no estaban tan activos, pero que en el primer caso gobernara la bestia blanca Donald Trump y en el segundo el buen afroamericano Barack Obama igual lo explica también. Un movimiento contra Trump que se manifiesta con violencia bajo el paraguas protector de los medios de comunicación progresistas, fundado por Patrisse Khan-Cullors, Alicia Garza y Opal Tometi, tres activistas marxistas admiradoras del régimen de Venezuela y que cuenta con la simpatía y financiación del Partido Demócrata y de George Soros, ese multimillonario en el centro de todas las conspiraciones. Cualquiera con dos dedos de frente puede sospechar que algo huele a podrido en la Dinamarca negra.

Todos estos detalles se obvian porque solo interesa difundir la gran lucha contra el racismo estructural, una de las causas favoritas del progresismo identitario. Estos «herederos» del Black Power tienen que aparecer como los héroes de nuestro tiempo. Hagan lo que hagan. Y cuando se descubre que Cullors se forra a costa del movimiento, coja palomitas porque va a asistir a otro de esos ejercicios de hipocresía y silencio progre que caracterizan al Cuarto Poder y a las neutrales redes sociales.

Más de 200.000 dólares estafados

En honor a la verdad, el caso de Patrisse Cullors no es el primero. El activista Sir Maejor Page estafó más de 200.000 dólares donados a través de la cuenta de Facebook Black Lives Matter of Greater Atlanta. Page había liderado algunas de las marchas de protestas en Minneapolis tras la muerte de Floyd y acabó siendo arrestado por el FBI acusado de fraude electrónico y malversación. La noticia pasó desapercibida, como sucede con los actos vandálicos de activistas de este movimiento que ha sido propuesto para el Premio Nobel de la Paz y que cautiva a oprimidas y millonarias estrellas negras como LeBron James, Serena Williams o Lewis Hamilton. En realidad, más vale que le cautive porque si no puede acabar como Gina Carano, linchada en las redes por los tolerantes justicieros sociales.

Cullors es una de las alma máter de Black Lives Matter y activista queer desde joven. Desde 2020 es la directora ejecutiva de Black Lives Matter Global Network Foundation, el nombre completo del tinglado que suena mucho menos guay para poner en las camisetas. Su biografía oficial puede leerla en la Wikipedia donde, en cambio, no verá nada de la polémica que ha sacado a la luz su vida de millonaria. Puede parecer extraño en una página que los editores actualizan en tiempo real pero es una prueba más de esa llamativa tendencia a pasar por alto los entresijos más negros -perdón por el chiste fácil- de este movimiento. Algo parecido a lo que ha sucedido con la poeta de las élites demócratas, Amanda Gorman.

Patrisse Cullors, activista del ladrillo

Tuvo que ser un diario conservador como el New York Post el que destapara la liebre: la activista y su señora esposa, Janaya Khan, asimismo cofundadora de la rama canadiense de Black Lives Matter, se compraron una mansión de un millón y medio de dólares en Topanga Canyon, uno de los barrios más blancos de California, con policía blanca -esa que dicen que asesina negros- y el 98% de vecinos blancos. El artículo, del que se han hecho eco Elena Berberana en Libre Mercado, ABC, El Mundo y pocos medios más en España detalla que la gran defensora del marxismo y su mujer adquirieron otras tres viviendas de lujo en Albany por valor de más de tres millones de dólares. A estas hay que sumar otra que la parejita de activistas se compró en Georgia, en 2016, el año en que Black Lives Matter empezó a cobrar fuerza.

Que una de las fundadoras del movimiento social más publicitado del momento posea una fortuna y lleve años jugando al Monopoly con casas de lujo apenas ha despertado la atención de políticos y medios, que ni siquiera se atreven a preguntar si los 90 millones de dólares que recibe Black Lives Matter en donaciones -declarados tras 8 años de silencio financiero– están bien invertidos. Seguramente porque solo planteárselo sería racista. Y eso que la propia Patrisse Khan-Cullors ni siquiera ha negado su pelotazo inmobiliario dando una de esas explicaciones que harían fruncir el ceño de cualquier periodista con olfato… si no estuvieran embriagados de perfume woke.

El trabajo la hizo rica

Según la activista, a lo largo de su vida ha trabajado en varias organizaciones y es autora, escritora, productora, profesora, oradora y artista de performance. «Amo mi trabajo en todas las áreas», ha declarado, dando a entender que es el trabajo duro el que la ha hecho millonaria. Se ve que a diferencia de Pablo Iglesias debe de ser una cretina a la que no le importa trabajar mucho. Cullors jura y perjura que no recibe salario ni beneficios económicos por estar en Black Lives Matter y que las acusaciones solo buscan desacreditarla y desviar la atención del auténtico objetivo de la lucha: «Poner fin a la supremacía blanca». Poner fin a la supremacía blanca desde uno de los barrios residenciales más blancos de California. Si es que hay que ser del KKK para no ver la coherencia de todo esto.

Más contundente aún ha sido la declaración de Black Lives Matter Global Network Foundation, que parece escrita por Jordan Peele: Una «ofensiva de la derecha», una «tradición de terror de los supremacistas blancos contra los activistas negros». A Black Lives Matter no le ha quedado otra que tirar de sobreactuación. A pesar del silencio de los medios, la noticia ha corrido como la pólvora y han sido algunas de las propias subsidiarias de BLM las que piden que se investiguen las finanzas de un movimiento que mueve millones y cuyo auge coincide, casualidades de la vida, con los lujosos niditos de amor de Patrisse y Janaya.

La coherencia de una millonaria marxista

Christabel Nsiah-Buadi, productora y activista, no cree en estas «difamaciones», como ella las llama. En un artículo que es la versión Black Lives Matter de los comunistas que se comieron con patatas el casoplón de Iglesias y Montero cuenta: «No hay razón por la que una persona no pueda tener lujos personales mientras dirige negocios rentables y también aboga por la justicia racial. No hay ninguna razón por la que uno no debería encontrar algunas facetas del marxismo fascinantes e intelectualmente interesantes, y otras no, mientras que al mismo tiempo se vive dentro de una sociedad capitalista (…) Las acciones de Cullors son completamente consistentes con sus palabras».

Vamos, que se puede ser anticapitalista y estar forrado, querer acabar con el supremacismo blanco y vivir en un barrio pijo de blancos. Se puede, en fin, tener un morro que te lo pisas y hacer todo lo contrario de lo que dices. Podemos debería fichar a Christabel Nsiah-Buadi hoy mismo.

Facebook vuelve a censurar

Una noticia escandalosa casi silenciada, un hilo de sospechas del que nadie parece querer tirar y unas justificaciones que sonrojan. ¿Qué más podría pasar? Pues el papelón de Facebook que, una vez más, se ha cubierto de gloria y ha bloqueado la información sobre los lujos de la cofundadora de Black Lives Matter. Da igual que sea verdad o que se considere una noticia de interés. Facebook entiende que compartir esa información concreta de Patrisse Cullors viola sus políticas de información privada y personal. Y si no dirían que es Fake News. Que si algo no le falta a Facebook son recursos para censurar en nombre de la libertad y el respeto.

Esperamos ansiosos la continuación de la historia. Con un Black Lives Matter montado en el dólar habrá que ver cómo se desenvuelven en la era de Biden y Harris. ¿Se amansarán con los demócratas? ¿Les hará concesiones la nueva administración? ¿Avanzará la agenda del globalismo? ¿O los ignorarán una vez cumplida su misión de echar gasolina a la América de Trump? Los lujos de Patrisse Cullors posiblemente queden en nada. Pero si dentro de algún tiempo saltan más escándalos vinculados al Black Lives Matter y a los grandes medios no les queda más remedio que informar, prepárese para los «no se podía saber», «qué decepción», «la corrupción de un ideal». Cuando eso pase, tiene usted permiso para coger este artículo y darle en la cara a todo el establishment mediático y digital. Nos echaremos unas risas cuando nos llamen capitanes a posteriori.

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3 comentarios

  1. Vaya, vaya, quién se podía imaginar que este movimiento escondía a alguien forrándose detrás. Nunca lo hubiera dicho. Estupendo artículo, señor Kaplan. Como siempre.

  2. No se podía saber que lo que menos les importa a esta gente son George Floyd y los negros. Están todos cortados por el mismo patrón. «No nos podemos fiar de un político que tiene un ático de 600.000 €» decía el que le llaman rata y chepudo y que ahora disfruta (en tiempo récord) de un chalet de lujo en Galapagar. Están ganando por goleada porque… De verdad hay tanto estómago agradecido en este país y en el Mundo?.

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