Monedero acoso sexual

Lo cierto es que el sexo en Podemos siempre ha estado a flor de piel por mucho que ahora se escandalicen algunas. En sus inicios, antes de que decidieran convertirse en la esencia moral del feminismo posmoderno, aquello era Sodoma y Gomorra en versión soviet. Es famosa la anécdota en la que Pablo Iglesias envió a Rita Maestre, su «alumna más brillante», a realizar unas entrevistas para La Tuerka. «¿Qué te parece Pablo?», inquirió a una joven. «¿Y sus miradas lujuriosas?». Rita Maestre sonreía a cámara: «Bueno, ya hablaremos de ese tema». En el plató, el futuro líder de Podemos contestaba picarón: «Para miradas lujuriosas las que tú despiertas, Rita, allá donde vas».

La escena ejemplifica el tonteo erótico festivo de una nueva izquierda a punto de asaltar los cielos, las camas, los sofás, el suelo y cualquier lugar donde se terciara la revolución. La combinación era perfecta: machos de izquierdas con labia y ganas de follar y una legión de rojas idealistas deseando que se les hiciera caso. Por algo las malas lenguas aseguran que Podemos se tendría que haber llamado Follemos.

La cúpula era una cópula

El resultado es una veintena de relaciones afectivas, y solo hablamos de las más conocidas, que han hecho de la cúpula de Podemos más bien una cópula. Saque un boli y haga un croquis porque si no se puede perder: Pablo Iglesias con Tania Sánchez e Irene Montero. Irene Montero con Rafa Mayoral y Sergio Pascual. Íñigo Errejón con Rita miradas lujuriosas Maestre y Clara Serra. La hermana, Isa Serra, con Juanma del Olmo… Y así todos menos el pobre Echenique al que solo le quedaba el consuelo de cantar «Chúpame la minga, Dominga».

Pero aparte de la endogamia del partido, sus tres principales machos alfa también arrastraban fama de ser unos pichabravas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de Somosaguas, su feudo particular, como atestiguaban las ex alumnas en tugurios de Malasaña que escuchaban frases del estilo de «Voy al baño a refrescarme, te espero ahí». Sin duda, un material explosivo para el partido que más ha contribuido a lavar el cerebro de miles de mujeres a las que ha convertido en víctimas permanentes del Patriarcado, demonizando a los hombres y que ven en cualquier mala experiencia sexual poco menos que una violación.

Errejón, uno de tres

Al primero que le explotó el vicio en la cara fue a Íñigo Errejón, enemigo íntimo de Iglesias, azuzado por las denuncias anónimas del Instagram de Cristina Fallarás, simpatizante de Podemos. El asunto ha acabado con Errejón denunciado por Elisa Mouliaá y renegando del Solo sí es sí que él mismo votó. El ex portavoz de Sumar espera que el juez se apiade de él y archive su causa después de haber demostrado en vivo y en directo que solo usaba el feminismo para sacarse cien mil euros al año y que el único empoderamiento que le preocupaba era el de las tetas de la Mouliáa.

Como en El padrino, tocaba vendetta y el elegido ha sido Juan Carlos Monedero. Curiosamente, entre las miles de denuncias que asegura tener Fallarás, ninguna de las publicadas ha hecho nunca referencia a este politólogo a pesar de que parece ser que desde hace años tenía cadáveres feministas enterrados por todas partes. Ha tenido que ser una pelea entre desencantadas de Podemos la que haga saltar la liebre con gafas de Trotski.

Monedero, dos de tres

El preludio a esta tragedia monederesca lo había firmado días atrás otra ex podemita rebotada, Lola Sánchez Caldentey, una de las primeras eurodiputadas de la formación morada, que terminó hasta los ovarios de sensibles líderes feministas que, como en el caso de Monedero, la quisieron «empotrar contra la pared». De Pablo Iglesias tampoco guarda grato recuerdo y lo define como narcisista e infiel y, ya menos delicadamente, como un «jodido cobarde» y «un mierdas». Igual también la quiso azotar hasta sangrar. O le propuso intercambiar fotos y mensajes subidos de tono como se cuenta que hizo con Dina Bousselham durante las largas noches bruselenses.

Lola Sánchez, además del trauma que tiene por haberse fiado de los hijos sanos del feminismo y odiar a los hombres por ello, cuenta con un afilado sentido del humor. Por eso, misandria aparte, recomendamos su cuenta de Twitter repleta de mala uva como esta: «Apuesto que hacemos un club de Mujeres Baboseadas por Monedero —MUBAMON ©️ — y somos más que los votos que hoy saca Podemos». Junto a ella, otras ex militantes, todas TERF, la némesis del feminismo podemita, tampoco rememoran al politólogo con especial cariño: «Yo le vomité en los zapatos y pantalones mientras me acorralaba en la pared en la acera del garito», «Todos eran así, Pablo también. Unos putos babosos de los que tenías que ir apartándote».

Raque Ogando la lía morada

Pero ha sido la ex militante Raque Ogando la que ha hecho con Monedero lo que Fallarás hizo con Errejón: sacarle a la luz de las navajas feministas. La historia es jugosa: Ogando se mosquea por el fariseísmo de Podemos con Errejón y anuncia que tiene material incendiario de una vaca sagrada de ese partido. Se lo manda a periodistas de izquierdas de El Plural, Carne Cruda, El diario.es o Público, que se hacen los locos en un momento en que Sumar va a la baja y Podemos vuelve a repuntar en las encuestas. No quieren publicarlo y hablan de ética, los mismos que se harían eco del rumor más insignificante si este afectara a Isabel Díaz Ayuso.

Finalmente, el material se publica en ABC, que tiene muchos menos escrúpulos con Podemos. Se trata de una conversación entre Ogando y Sergio Gregorio, cofundador de Canal Red , donde habla de las actitudes babosas de Monedero con dos chicas jóvenes que, según él, rozan la agresión sexual —ley del Solo sí es sí en mano TODO es agresión sexual— y que el partido ha silenciado.

Un MeToo a Monedero

La ex militante de Podemos también envía, sin tener el permiso de la otra parte, unas capturas de un chat con Ayme Román, otra joven ex simpatizante de Podemos, que no hace mucho contó el baboseo al que la sometió un líder de izquierdas en un bar de Lavapiés. La historia encaja como un guante con lo que se describe en las conversaciones. Blanco y en botella: Monedero. También se habla de que se le tendría que montar un MeToo al salido ideólogo de Podemos, cosa que no se hizo. En la charla hay una llamativa frase: «Pablo e Irene lo sabían todo».

Con la bomba de neutrones en el tejado de Podemos y Pablo Iglesias oyendo Tic Tac en su cabeza cada vez más alto, El diario.es publica al día siguiente, que ya es casualidad, un reportaje en el que aseguran llevar meses trabajando y en el que hablan de que el partido apartó a Monedero en 2023 en cuanto conoció acusaciones de agresión y acoso sexual, que no pudo investigar porque las afectadas no quisieron denunciar. El artículo de El diario. es viene a demostrar cómo el partido más feminista de España hizo lo mismo que el otro partido más feminista de España con Errejón: hacerse el loco mientras pudo y luego ponerse la medalla contra los agresores sexuales.

El formulario fantasma

Según el artículo del digital, dos mujeres se quejaron a Podemos de los comportamientos de Monedero, que de habituales, dijo una de las denunciantes, eran «casi un chiste dentro del partido». Podemos, en aquella época con Ione Belarra, Irene Montero y Ángela Rodríguez Pam al mando, le dio las gracias y anunció que se enviaría su mail al órgano correspondiente previa cumplimentación de un formulario. El partido alega que este no se rellenó y por lo tanto la investigación se paralizó. Toma burocracia con perspectiva de género.

Tras la denuncia casi simultánea de otra mujer, la dirección del partido decidió apartar a Monedero de los actos oficiales y de su único cargo, que no era mamporrero de Maduro sino presidente de una fundación de Podemos. Para Ione Belarra, se procedió «correctamente». El problema es que para haber procedido correctamente había demasiados cabos sueltos.

«Muchas gracias por tu incansable trabajo en Podemos»

En primer lugar, las hazañas de Monedero se llevaban comentando por lo menos desde 2016. Y según Lola Sánchez y otras ex podemitas, desde antes. Por lo visto en la noche de las elecciones europeas de 2014, el hombre estaba más salido que el tampón de una coja y más de una simpatizante lo vivió en sus carnes. Según diferentes medios, la primera denuncia llegó oficialmente a Podemos en 2016. El partido se escuda en que aún no tenía protocolo contra el acoso. Si pararon una investigación porque no se cumplimentó un formulario está claro que no tener un protocolo fue una barrera insalvable.

Supuestamente defenestrado por las denuncias de acoso sexual que, siguiendo el manual de la buena feminista, jamás se ponen en duda ni se matizan ni se disculpan, Monedero fue destituido del Instituto República y Democracia sin explicar a nadie el por qué y, encima, con honores: «Muchas gracias por tu incansable trabajo en Podemos pero, sobre todo, por haberte desvivido por su magnífica militancia», le dijo Ione Belarra tras cesarlo. Claro que igual Belarra es una maestra de la ironía y lo de realizar un incansable trabajo y desvivirse por la militancia iba con segundas.

El Babas en acción

En cuanto se destapó el asunto conocimos nuevos detalles. Había ex compañeras que llamaban al ilustre politólogo El Babas, y no precisamente porque salpicase gotitas de saliva cuando citaba en alemán a Max Weber. «Te hablaba mirándote a los pechos, era un tipo invasivo, de mano larga», recordaban algunas. Una ex alumna suya hablaba de ver «tocarle el culo a una chica o buscar el roce, hasta el punto de empalmarse». Sus tutorías siempre se daban con la puerta abierta tal vez por pasadas denuncias de acoso sexual. Una de ellas aún la está investigando la Complutense.

Y como nada de esto se ve que llegó a oídos de la dirección de Podemos hasta 2023, era normal ver reportajes como este de Vozpópuli de 2020 que celebraba la foto del «ligón» y «conquistador» Monedero rodeado de chicas jóvenes en la campaña electoral gallega. El Babas se tuvo que poner las botas. Mientras, Podemos se preocupaba por los asuntos que realmente importaban a las mujeres como el color rosa de los juguetes.

Yo no te creo, hermana

El escándalo ha provocado que el digital Público fulmine al ex dirigente de Podemos de su larga colaboración en el periódico. Al parecer nunca habían sospechado tampoco nada, aunque ahora hablan de casos que han llegado de repente a sus oídos. Monedero se defiende asegurando que Podemos nunca le habló de ninguna acusación por acoso sexual y pide al partido que lo explique. Lo lleva claro. Quien siembra feminismo radical recoge intransigencia feminazi. Por su parte, las dos ex amigas que lo liaron todo, Ayme Román (por irse de la lengua) y Raque Ogando (por filtrarlo) se tiran los trastos mutuamente en público, en un ejercicio de sororidad que no se había visto desde que Yolanda Díaz fue a degüello con Irene Montero.

Por supuesto, los podemitas lo tienen claro y ven en todo esto una campaña sucísima contra su, dicen, ascendente partido. Una conspiración de los estercoleros mediáticos (entiéndase, los medios que no les dan la razón) y de las mujeres que han destapado los supuestos acosos, que han acabado insultadas e incluso amenazadas. Con ellas, el Yo sí te creo, hermana ha desaparecido por arte de magia, y algunos de los aliades más populares de Twitter como los camaradas Sixto Egido o Raúl Solís no dudan en atacarlas con todo, demostrando que sí, que el feminismo está muy bien pero que lo importante es el Partido.

Cultura de la violación de izquierdas

Otros, en cambio, han descubierto la verdad demasiado tarde: «Los votantes de izquierdas tenemos cosas más importantes en las que pensar que si Monedero es un baboso, a la derecha seguramente le interesa más», ha escrito un pobre tipo echándose encima a unas cuantas feministas que le ponen de ejemplo de «cultura de la violación de izquierdas». Mientras se lo comen vivo, este hombre pensará que maldito el momento en que dejaron la narrativa a estas locas que sueñan con manadas estructurales de violadores blancos y capitalistas.

Y en tanto se libra la cruenta batalla por la verdadera izquierda feminista, en el recuerdo queda la participación de Juan Carlos Monedero en un programa de la Cadena Ser llamado Las chicas allá por 2018 que, visto hoy, es impagable. Allí, rodeado por las muy feministas Carolina Iglesias, Henar Álvarez, María Guerra y Celia Montalbán, Monedero escuchaba atento (y tal vez aguantando las risas) cómo las cuatro mujeres explicaban lo bien que reconocían a un baboso en cuanto lo veían. En un recital de aliadismo sin fronteras, el politólogo confesó: «Yo aprendo todos los días que tengo muchos comportamientos machistas». La chica que lo denunció a Podemos por sacarse la chorra y masturbarse delante de ella, sin duda estaría de acuerdo con él.

RECIBA LAS NOVEDADES DE KAPLAN CONTRA LA CENSURA

No hacemos spam. Lea nuestra política de privacidad para obtener más información.

6 comentarios

  1. Este sujeto, el Monedero, recibió 425000 euros del régimen venezolano por un supuesto estudio de una supuesta moneda, posteriormente para pagar menos impuestos, coño, pero no dicen los de su partido que pagar impuestos es cojonudo? creo una sociedad, Montoro le pilló y tuvo que regularizar su situación con hacienda.
    Con la pasta que le quedó podría acudir a profesionales del sexo el resto de sus días y no babear a las universitarias, pero claro está en contra de la prostitución porque es muy buena persona.
    Dios que panda dehijos de puta.

  2. A mí, desde que lo vi sujetando por los hombros a Soraya Sainz de Santamaría para darle la chapa tras la moción de censura a Rajoy, ya me pareció que el tío tocaba más de la cuenta.
    En cuanto a todo este caso me parece de lo más soviético: secretos, traiciones, delaciones, purgas….

    1. Y tiene suerte de que Soraya esté hecha de otra pasta. Si no le metería una denuncia por agresión sexual en diferido que se iba a enterar.

  3. Menudo elemento. Siempre se había comentado que era un poco sobón pero lo que ha ido saliendo estos días es para nombrarle Baboso Mayor. Con razón las mujeres de Podemos echan pestes de los hombres en general. Mira con los que se relacionan. ¿Saldrá el tercero en cuestión en algún momento? Yo apuesto a que sí.

    1. Las apuestas sobre Pablete deben de estar 100 a 1. Como dice Soto Ivars, suerte de que le puso un ministerio a la parienta y eso la debería aplacar. Pero que se ande con ojo, parafraseando el refrán: quien de feminista se fía, lo sentirá algún día.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.