La cosa política en España está alcanzando velocidad de crucero. Pero en el sentido chungo. El presidente de aquel gobierno que venía a regenerar la política tras la corrupción del PP ahora hace justo siete años tiene imputados a su mujer, a su hermano, a su fiscal general y a su ex mano derecha. Si pregunta al buen socialista, ese que votaría a Pedro Sánchez aunque lo encontrara con la pistola humeante y el muerto a sus pies, le respondería con la célebre frase de Mariano Rajoy: todo es falso salvo alguna cosa que es cierta (en este caso Ábalos, que ya no hay quien lo salve). Seguramente, también le invoque el lawfare, esa palabra nigromántica que empezaron acuñando los podemitas, Bildu y Puigdemont y que ahora forma parte de la idiosincrasia del PSOE porque les están investigando a medio partido.

Pero de un tiempo a esta parte, ese buen fanático socialista que vive entre las personas normales tiene un nuevo enemigo sobre el que descargar su ira: la UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que, informe tras informe, apuntala indicios contra su partido que acojonarían a Florentino Pérez. Y eso que no hace tanto que los socialistas estaban encantados con la UCO. Claro que entonces era el Partido Popular el que protagonizaba sus atestados.

Cuando la UCO no era patriótica

Rodrigo Rato, Ignacio González, Francisco Granados, Eduardo Zaplana, Rita Barberá, Luisa Figar o Cristina Cifuentes son algunos de los nombres que cayeron en las manos del Instituto Armado en unos tiempos en los que Cayetana Álvarez de Toledo se quejaba del «inmenso poder sobre la instrucción y el telediario» que había alcanzado la UCO sin asumir ninguna responsabilidad sobre posibles «sesgos peyorativos» en sus informes. Que algunos hubo, y pifias monumentales, como demostraron los que salieron absueltos de las investigaciones judiciales. Y si no que le pregunten a Sandro Rosell, que después de pasarse dos años de prisión preventiva siendo inocente no guarda precisamente el mejor recuerdo de la UCO.

Pero ahora lo que toca es rebuscar la mierda del PSOE y eso ya no le hace tanta gracia al gobierno de la regeneración política. La diferencia es que donde el PP se quejaba con la boca pequeña, los socialistas van a calzón quitado y denuncian una UCO patriótica cuya misión no es otra que hundir a Pedro Sánchez y propiciar una suerte de golpe de estado blando para que la derecha, y con ella la ultraderecha, vuelva al poder y extienda las tinieblas por España.

Más madera, es la guerra

Esta narrativa ha empezado a correr como la pólvora por los altavoces mediáticos del gobierno, y la brigada de opinión sincronizada al servicio del sanchismo se está ganando bien el sueldo, un poco a la desesperada porque, claro, la sincronizada del otro bando también están dándolo todo sabiendo que el gobierno está más débil que nunca.

Una guerra total en la que ya es difícil saber qué es verdad y qué es un bulo, y que nos mantiene a todos en un sinvivir. Aún estamos esperando que Aldama cumpla sus amenazas contra Sánchez o que aparezca el famoso informe de la UCO sobre Santos Cerdán, del que los medios críticos con el PSOE llevan semanas hablando y que va camino de ser un expediente X porque, hasta ahora, no hay señales de él en este plano astral.

La fontanera entra en escena

Sin embargo, una de esas filtraciones ha dado pie a una información nada dudosa, para desgracia de la santa compaña del puño y la rosa. El Confidencial publicó una serie de audios (luego de forma íntegra) y ha convertido en estrella a la hasta entonces desconocida Leire Díez, una charo con aires de Mata Hari de Hacendado dedicada a las labores de fontanería del PSOE al servicio, se supone, de Santos Cerdán, el del informe que no aparece, el hombre fuerte de Sánchez tras la defenestración de Ábalos y el tercero en discordia de la célebre panda del Peugeot, esa que parecía salida de un cásting de Eloy de la Iglesia.

Los audios no dejan mucho lugar a la imaginación y vuelven a constatar, como pasa siempre que se filtra algo así, lo emponzoñadas que están las aparentemente cristalinas aguas de la política. En ellos, más chula que un ocho, Leire Díez le pide a un empresario vinculado a la trama de los hidrocarburos y fugado a Dubai que le proporcione material comprometido contra el jefe de la UCO, el teniente coronel Antonio Balas («Si Balas está muerto, mejor») que investiga los casos de corrupción del gobierno de Pedro Sánchez. A cambio, la fontanera del PSOE le sugiere al empresario que obtendrá facilidades con la Abogacía del Estado y la Fiscalía en sus cuestiones pendientes con la justicia. Al audio le pone el vals de El padrino de fondo y alguien diciendo «Yo creo en España» mientras Leire Díez acaricia un gato y no desentona para nada.

Del ramillete de informaciones comprometedoras para el PSOE, esta es la que más les ha cogido con el pie cambiado. Lo de las juergas locas en los paradores no ha pasado de ser un audio de trabajadores sin identificar y, a menos que una meretriz decida traicionar su secreto de confesión, lo que se nos antoja harto complicado porque las putas son más legales que los políticos, es muy difícil que las supuestas orgías de Ábalos y Koldo en pleno confinamiento pasen de ser un rumor, como el que dice que los políticos se ponen finos de rayas en los lavabos del Congreso. Y los WhatsApp entre Ábalos y Sánchez, hasta el momento al menos, no dicen nada que no supiéramos: que nos gobierna un ególatra que no respeta ni a los suyos.

La curiosa trayectoria de una militante de base

Pero la bacanal de Leire Díez es diferente. La prueba es que el equipo de opinión sincronizada estuvo unas horas en shock. Y lo primero que dijeron, que esa mujer no era nadie, una simple militante de base, se les desmontó como un castillo de naipes. No solo había montones de fotos con toda la plana mayor del partido, incluyendo el presidente y su mujer, en mítines, fiestas y cenas sino que tenía una curiosa trayectoria para ser una simple militante de base: pasó de ser concejala y primer teniente de alcalde (con la ayuda del PP que luego la echó) en un pequeño municipio a ocupar altos puestos en las empresas públicas ENUSA y Correos, colocada por su entonces presidente, Juan Manuel Serrano, íntimo amigo de Pedro Sánchez, y cobrando el típico dineral de los cargos políticos que usted y yo no cobraremos en nuestra vida.

Desde entonces se han publicado más filtraciones de esta nueva estrella fontanera: que se reunió con el guardia civil imputado en el caso Koldo en busca de trapos sucios de la UCO o que le propuso a El Español un vídeo de carácter sexual del fiscal anticorrupción José Grinda. Lo de proponerle al periódico de Pedro J. Ramírez un vídeo sexual es desde luego espectacular. Suena a apuesta temeraria. ¿Cómo que no me atrevo? Sujétame el cubata.

Una zorra fontanera al cargo de las gallinas del voto por correo

Pero de todas las aficiones de la militante de base Leire Díez, la que más mosquea es que tuviera potestad en gestionar el voto por correo como directora de Productos y Servicios de Correos controlando las más de dos mil oficinas postales de España. Según El Confidencial, ella misma alardeó de ello en Facebook: «¿Os acordáis del voto por correo de las pasadas elecciones generales? Ahí estuvimos mano a mano», presumió. La zorra fontanera que ofrece pactos con la Fiscalía a empresarios corruptos cuidando de las gallinas del voto por correo. Como diría el Pedro Sánchez pre Podemos, a ver quién duerme tranquilo con esto.

Si quiere tener más insomnio, recuerde que en las últimas elecciones, celebradas en pleno julio, se disparó el voto por correo un 94,2% lo que supuso un récord histórico, y que la mitad de ese voto por correo, según un sondeo del CIS, fue para el PSOE y Sumar. La izquierda le dirá que es un loco trumpista si piensa lo mismo que estamos pensando ahora, pero no olvide que a Pedro Sánchez lo echaron por intentar un pucherazo en el Comité Federal de 2016. Igual diez años más tarde, con la ayuda de su fontanera de confianza, repitió la jugada a lo grande. Suena fatal pero también sonaba fatal que este gobierno pactara con Bildu o que amnistiara a los golpistas catalanes.

A Víctor Gómez, ex alcalde de Vega de Pas, nada de esto le sorprendería mucho. En 2011, Leire Díez consiguió ser concejala por el PSOE —y desbancarle de la alcaldía pactando con el PP— gracias al voto por correo que se disparó un 20% en un censo electoral de poco más de 500 habitantes. La futura fontanera ya apuntaba maneras trabajándose a las personas mayores del pueblo para conseguir que votaran por correo. «En un asilo la gente no suele votar. La Guardia Civil llegó al asilo y encontró hasta 40 solicitudes de voto por correo en la papelera. Todo esto lo hacía esta señora», ha explicado el ex alcalde que conoce muy bien a la militante de base.

La fontanera periodista

Ante el aluvión de acusaciones, la propia Leire Díez ha intentado salir al paso de las filtraciones con una explicación que solo podrían creerse los mismos que lloraron con la carta a la ciudadanía de Sánchez. Que sí, la fontanera, que dice que no es fontanera de nadie, reconoció los audios, pero, ojo cuidado, que ella va por libre, y que lo hizo porque es periodista y estaba trabajando en un reportaje de investigación. Hay que ver a lo que están dispuestos algunos para lograr el Pulitzer.

Otras explicaciones igual de convincentes las dio el abogado presente en la reunión, Jacobo Teijelo, que dijo que se juntaron por casualidad sus clientes de la cita anterior y de la siguiente, y que empezaron a charlar. Y en vez de ponerse a hablar del tiempo o de fútbol les dio por hablar de buscarle trapos sucios a la UCO. Lo normal, vamos.
—Hombre, Leire, ¿cómo tú por aquí? ¿Qué tal?
—Pues ya ves, ahí vamos. Oye, por cierto, ¿tienes algo para cargarte a Balas?

El gobierno contraataca

El asunto de la fontanera no pintaba el mejor escenario para el PSOE. Ni sus socios de la moción de censura saben muy bien qué decir, pidiendo que se aclare todo pero sin querer parecer muy duros. Y no digamos los periodistas de plantilla del gobierno. Silvia Intxaurrondo salió toda digna en RTVE asegurando que no había que dar demasiado crédito a estas noticias. «Soy alérgica a publicar filtraciones ajenas», explicó con esa cara de Oriana Fallacci entrevistando a Jomeini que tan bien sabe poner.

Pero estaba claro que había que responder. Dos días después, el gobierno contraatacó con una información exclusiva surgida de otra filtración publicada por El Plural. Una auténtica bomba informativa, en concreto, una bomba lapa. Intxaurrondo se curó rápidamente de su alergia y le faltó tiempo para informar. También la entendemos: una filtración publicada por El Plural no se puede considerar ajena, es prácticamente como si fuera de la casa.

No se pierda la apasionante continuación de esta crónica no apta para socialistas: El bulo de la bomba lapa. Próximamente en el mismo kaplancanal a la misma kaplanhora.