Lo de la fontanera Leire Díez había explotado como una bomba de neutrones en el PSOE. En un abrir y cerrar de ojos, el partido que venía a limpiar las cloacas del Partido Popular, de Villarejo, de la Gurtel, la Púnica, la Operación Cataluña y la Kitchen, resulta que olía tan mal como la peor época del supernumerario Fernández Díaz, y también libraba una guerra sucia al límite de la legalidad de la que los simples mortales no tendríamos que habernos enterado. Pero lo hicimos. La solución pergeñada por el gobierno ha sido poner el ventilador del fango a toda máquina, en este caso, con forma de bomba lapa.

El PSOE necesitaba justificar sus investigaciones contra la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, así que nada mejor que mostrar a la opinión pública que esta unidad no era trigo limpio, que había una UCO patriótica que era un peligro real para la democracia. Y si de paso se podía meter en el lote al Partido Popular y a Ayuso, miel sobre hojuelas. Como diría Ferreras: es burdo pero vamos con ello.

Fue al digital más sanchista de todos, El Plural, al que le tocó, una vez más, bailar con la más fea. Alguien les pasó una conversación entre el capitán Bonilla, un ex mando de la UCO ahora en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, y uno de sus antiguos confidentes. Estuvieron escudriñando entre miles de mensajes que había desde 2016 y seleccionaron una docena que les parecieron extremadamente violentos.

Unos chats muy peligrosos

En ellos, el agente y su fuente dedicaban epítetos al gobierno de izquierdas tales como «panda de mamones», «unos putísimos inútiles», «mentirosos» y «felones». También hablaban de que tendrían que haberle dado «alto y plomo» al etarra Josu Ternera y de que con las investigaciones sobre Koldo iban a «matar rojomorados» (en un sentido parecido, imaginamos, a cuando Leire Díez dijo que Antonio Balas estaría «mejor muerto»).

En otra de las conversaciones seleccionadas los dos hombres cotilleaban que Pablo Iglesias se beneficiaba a Lilith Vestrynge. En definitiva, unas charlas tan violentas y peligrosas que las puede escuchar en muchos bares de España entre caña y caña. El salseo de Lilith Vestrynge, seguramente, lo podría oír también en la taberna Garibaldi con los podemitas riéndose por lo bajini.

Una bomba lapa en los bajos

Entre tanta violencia extrema, había otro diálogo que llamaba más la atención. Realmente, el único de todo el lote.

—Aprovecha los dos años de sanchismo.
—No te imaginas hasta qué punto.
—O una bomba lapa. En los bajos.
—Podría ser.
—Ya te digo yo. Algún sicario venezolano.

Es verdad que así, de entrada, la conversación suena rara, como si le faltara algo. Pero para eso estaba El Plural señalando lo importante para que cualquier socialista mononeuronal pudiera captarlo: «El agente de la UCO patriótica fichado por Ayuso, partidario de utilizar la violencia: Alto, plomo… y bomba lapa», titulaban su primicia. Tras ellos, La Sexta y El diario.es se hicieron eco enseguida. Y también Silvia Intxaurrondo en La hora de La 1, felizmente recuperada de su alergia a publicar filtraciones ajenas:

«La exclusiva que está publicando en estos momentos El Plural, son nuevos mensajes del excapitán de la UCO Juan Vicente Bonilla, ahora trabajador del Gobierno de la Comunidad de Madrid, donde hablando con su confidente sobre que todavía quedaban dos años de sanchismo, decía, habla literalmente, de una bomba lapa en los bajos».

Tres ministros en campaña

¿Cómo no investigar a una UCO que tiene elementos así entre sus filas? Es casi un deber moral para proteger a los ciudadanos. A los fontaneros del PSOE no había que pedirles cuentas sino darles el Princesa de Asturias de la Concordia. Era evidente que cloacas del PP estaban más vivas que nunca: «La propia Ayuso ha contratado a un exmiembro de la UCO cuyo gran mérito era decir que nos iba a matar a los socialistas o que igual había que poner una bomba lapa debajo del coche del presidente», declaraba ante los periodistas Patxi López.

La plana mayor del gobierno salió en tromba y entre ellos tres ministros que se juegan mucho en las próximas elecciones autonómicas —Pilar Alegría en Aragón, Óscar López en Madrid y María Jesús Montero en Andalucía—, que aprovecharon para hacer campaña como si no hubiera un mañana y exigir el cese de ese peligroso ex guardia civil a sueldo de Ayuso.

‘The Objective’ le fastidia la fiesta al Gobierno

El relato podría haber funcionado si no fuera porque El Plural, como demostró con los dos DNI del juez Peinado, está gafado para estas cosas. Un poco como le pasa a Inda que le pillan siempre. Y lo último que se podía imaginar el digital que dirige ahora José María Garrido era que la redacción de The Objective tuviera también esos audios. Y allí estaban extrañados: no les sonaba esa conversación. Así que se pusieron a rebuscar y descubrieron, oh sorpresa, que faltaban un par de frases que cambiaban completamente el sentido del mensaje.

—Aprovecha los dos años de sanchismo.
—No te imaginas hasta qué punto.
—De esta te dan la Laureada De San Fernando y eso que está en desuso.
—O una bomba lapa. En los bajos.
—Podría ser.
—Ya te digo yo. Algún sicario venezolano

Bonilla no fantaseaba con meterle una bomba lapa debajo del coche de Pedro Sánchez sino que bromeaba que igual se la ponían a él. La máquina del fango de El Plural, de nuevo, se había lucido. Y esta vez en tiempo récord: ni 24 horas les había durado la exclusiva.

Donde dije bomba lapa digo bomba lapa

La Sexta y Eldiario.es rectificaron en cuanto se descubrió el pastel. «Un error de comprensión lectora que no fue corregido por nuestros filtros internos. Es una mierda. Pero es lo que ha pasado», tuiteaba fastidiado el director de los informativos vespertinos de La Sexta, llamando error de comprensión lectora a una manipulación de manual que ni se tomaron la molestia en contrastar.

Pero la madre de la criatura no iba a dar su brazo a torcer tan fácilmente. Que los asientos en el Consejo de Administración de RTVE hay que ganárselos. El Plural decidió dar una patada hacia adelante en una explicación de lo más sui generis: «El Plural no se achanta. Ni tampoco está en venta. Ni rectifica lo que no se puede rectificar», escribió el propio director en un artículo que evocaba las grandes gestas periodísticas, insistiendo en que el capitán Bonilla era un peligro y que lo de la bomba lapa lo destacaron otros medios, no ellos, ya que era «una conversación secundaria (…) que desde un primer momento este periódico desechó porque distraía la atención de lo verdaderamente importante». Pues menos mal que la desecharon: la mencionaron en todas sus informaciones y lo pusieron en el titular de su noticia principal.

Silvia Intxaurrondo, sin mala intención

Uno de esos medios que pusieron el foco en la conversación desechada por El Plural fue RTVE y Silvia Intxaurrondo, ya sabe, la de la alergia. ¿Reconocería la diosa sanchista que se habían colado? Claro que no. Los bulos son los demás. Se mostró orgullosa de lo exigente que era su audiencia, habló de seguir informando con honor y honestidad y aseguró que se hizo sin «mala intención». Lo dijo todo sin despeinarse: «Cuando se rectifica por una mala interpretación, ya está, acabado». A su lado una de sus contertulias ponía la guinda: «Los periodistas somos seres humanos». Con un rostro de cemento armado, eso sí.

Ese mismo día entrevistaban a la bien pagá en la Cadena SER: «Hay periodistas —aseguró— que mienten porque sí, porque tiene un interés personal, y al final lo que hacen con ese tipo de acciones es pervertir la profesión». Quién lo iba a decir. Con lo seria que parece y resulta que la tía es una cachonda mental.

Ministros retratados

Pero si El Plural y Silvia Intxaurrondo tuvieron que hacer un papelón por mantenerse fieles a las consignas del PSOE, aún peor ha sido lo de los ministros que le dieron alas al bulo. Óscar López aseguró que solo se hizo eco de una noticia. «No verán ustedes un corte mío con ninguna falsedad. No lo hay. No existe». A quién va a creer usted, a mí o a sus propios ojos, le faltó añadir. Unos días después, López fue más allá y culpó directamente a Ayuso de financiar una nueva Kitchen. Juan Lobato tiene que estar relamiéndose pensando en la hostia que se va a da su sucesor en las elecciones madrileñas.

La ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, por su parte, no fue menos. Pidió que los árboles (intentar colar un bulo a la opinión pública) no nos impidieran ver el bosque (las conversaciones violentas de un ex guardia civil al servicio del PP de Madrid), y achacó a «diferentes interpretaciones» en los medios de comunicación lo de la bomba lapa. Después de esto sí nos creemos que pudiera estar en medio de una orgía en el parador de Teruel y no enterarse de nada, más pendiente del bosque que de los árboles con forma de sobrinas de Ábalos.

El bulo llega a ‘The Times’

En esta España en la que el esperpento suma nuevos capítulos a diario, el bulo de la bomba lapa se diluyó como un azucarillo en la vorágine informativa. Dos días después de que se descubriera la fake-news de El Plural, los fontaneros de las cloacas se enfrentaron al terminar una rueda de prensa de Leire Díez en la que no dijo nada, con la aparición sorpresa de Víctor de Aldama recriminando a la ya ex militante del PSOE y Javier Pérez Dolset empujándole de malas maneras. Luego Aldama y Dolset rularían por los medios dando su versión en plan Sálvame.

El suma y sigue de un bochorno de país que había llegado a The Times: «El Gobierno español acusa falsamente a la policía de un complot para bombardear el coche del primer ministro». Cuando Sánchez celebró sus siete años en el poder y tuiteó hablando de la «proyección internacional» que tenía España gracias a él se debía de referir a esto.