Feminazi coronavirus

Si usted, paciente lector, pone hoy en Google ‘coronavirus y hombres’, el buscador le devolverá 186.000.000 de resultados. En ellos podrá informarse de que, efectivamente, la población masculina representa un número mayor de personas infectadas. Pero si usted realiza la búsqueda de ‘coronavirus y género’, Google le dará 226.000.000 de resultados que le dirán que las auténticas víctimas son las mujeres y que el coronavirus es un problema de género.

No se sorprenda, la ideología de género lleva décadas dominando la narrativa oficial en universidades, instituciones, medios de comunicación y, por supuesto, Internet. Ante la mayor epidemia de nuestra época no iba a ser una excepción. Y eso que los datos lo dejan claro: ser varón es un factor de riesgo claro para contraer COVID-19. En Francia, el 59,1%, el 74% de los ingresados en la UCI y el 61,1% de los muertos son varones. El 75% de los muertos en China son hombres y en Italia, el 80%. En España, son el 52% de los enfermos, el 72% de los ingresados en UCI y el 65% de los que mueren. Por franjas de edad, estas diferencias incluso aumentan: entre menores de 75 años, el coronavirus ha matado al doble de varones que de mujeres.

Pandemias feministas

Todo eso da absolutamente igual. El feminismo se ha movilizado para convertir la pandemia en un nuevo elemento de su discurso victimista. Que en España se antepusiera la celebración del 8M a tomar medidas preventivas permitiendo aglomeraciones de todo tipo, que se animara a la asistencia masiva a las manifestaciones -“les va la vida”, en frase lapidaria de Carmen Calvo-, que se rieran con eslóganes como “El machismo mata más que el coronavirus” y que a los pocos días se desatara la pandemia no significa nada para el feminismo, que ya ha puesto toda su artillería dialéctica (que es mucha) al servicio de la modificación de ese relato que les deja en muy mal lugar.

El COVID-19 se ha integrado en el catálogo de axiomas de los colectivos feministas y así nos podemos encontrar sin rebuscar demasiado: la perspectiva de género y el coronavirus, la brecha de género aumenta con el coronavirus, la desigualdad que provoca el coronavirus, el mayor riesgo de las mujeres ante el coronavirus, la precariedad de género provocada por el coronavirus, el patriarcado aprovecha el coronavirus y, por supuesto, la doble pandemia de la violencia de género y el coronavirus.

La ministra de Igualdad Irene 4-test Montero lo resumía muy bien en una entrevista en la que en menos de dos minutos dijo dos veces “perspectiva de género”, y cuatro veces “feminismo” y “feminista”. La solución del coronavirus será feminista (y antifascista, que va en el mismo pack) o no será.

Delirio de género

Es en este contexto en el que hay que entender toda una serie de episodios delirantes pero reales como la vida misma que se han venido sucediendo estos días. Le resumimos algunos. Léalos bajo su propia responsabilidad, eso sí, con mucha perspectiva de género.

¿Cómo que un 40% menos de crímenes machistas?

A finales de marzo un director adjunto de la Policía Nacional declaró que las agresiones a mujeres habían disminuido un 40%. El Ministerio de Igualdad, que acababa de lanzar una campaña sobre violencia de género en el confinamiento, puso el grito en el cielo. ¿Qué era eso de decir algo que pudiera rebajar la tensión dramática que al feminismo le interesaba? Si decimos que nos matan es que nos matan.

El bulo de Marlaska

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tan preocupado él por los bulos, se encargó de propagar uno él solito. Fue el 13 de abril y se comió la presunción de inocencia de un hombre sospechoso de matar a su mujer. Marlaska anunció un “crimen machista” a pesar de que pronto se comprobó que había sido un suicidio y de que el marido intentó evitar la muerte de su esposa, pero dio igual: el bulo de Marlaska ya se había extendido por cuentas del PSOE, Podemos, asociaciones feministas, sindicatos e incluso la agencia verificadora Newtral. Había tal ansia de volver a hablar del machismo criminal y de recuperar el protagonismo mediático que ninguno de estos colectivos feministas se preocupó de confirmar la información.

Los hombres salen a comprar porque son unos privilegiados

Con el confinamiento, muchos hombres que se quedaban en casa han salido a hacer la compra. Esto también ha sido un problema desde la perspectiva de género: visto como un privilegio masculino que dejaba en el hogar a las mujeres, quién sabe si maltratadas también. Pero ¿y si lo hacían para proteger a sus parejas del peligro? Pues también es machismo, y de los buenos: “Salir tiene ahora un riesgo así que también podría ser un retroceso al modelo de las cavernas; las mujeres se quedan en casa a cuidar de los niños y el marido sale a buscar provisiones“, decía una economista feminista en un artículo.

Todo es machismo, un hecho y su contrario. En algunos países de América ha sucedido justo al revés, salían más las mujeres, y eso ha sido interpretado como una muestra de la perpetuación de los roles machistas dominantes, lo que ha llevado al fracaso de políticas de salidas a la calle por sexos con surrealistas acusaciones de transfobia por medio.

Marta Flich se echa unas risas

Dejamos para el final las declaraciones jocosas de la actriz venida a economista y presentadora Marta Flich. Durante el programa en que colabora, alguien le informó de que el coronavirus afectaba a muchos más hombres que mujeres, y ella exclamó entre risas: “Por fin algo positivo”. Un claro ejemplo de que la perspectiva de género tiene de todo. Hasta sentido del humor.

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7 comentarios

    1. Nos quejamos por vicio, Merce. Con lo bien que ha tratado el patriarcado a los hombres. Mírenos, cuando había guerras nos quedábamos todos en casa y enviábamos a las mujeres, como todo el mundo sabe.

      1. Y ese escudo patriarcal que tienen los hombres, que les impide sufrir daño alguno cuando salen de casa. Lo dicho, todo privilegios.

    1. Gracias por pasarse de nuevo por este humilde blog machirulo, Mrs VIC 😉 Unas pobrecitas florecillas aplastadas por la bota del patriarcado, es lo que son ustedes las féminas.

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