«De ahí a crear un Ministerio de la Verdad porque “es una preocupación de la ciudadanía” quedan dos telediarios». Pueden leer estas palabras en un artículo de este mismo blog hace siete meses y hoy, a mediados de noviembre, ese ministerio está mucho más cerca. No se piensen que es mérito del que suscribe que posee poderes de videncia cual Nostradamus cañí. Muchos se lo vieron venir con un gobierno como el que tenemos, obsesionado en controlar la información y cada vez más cuestionado por la opinión pública. Para ellos es una cuestión de supervivencia: o callan a los críticos o se pueden acabar hundiendo. Y en eso están.

Fue en abril, para que vean que esto se ha preparado con tiempo. En aquellos días una alucinada España era testigo de que la suave gripecilla que el gobierno progresista y los medios de comunicación nos habían vendido parecía tener más peligro que una manada de miuras desbocados. Para escudarse ante el aluvión de críticas, el Gobierno empezó a meter en el saco de los bulos cualquier crítica a su gestión, como la de que celebrar el 8M descuidando el peligro del coronavirus había sido una locura.

Marlaska pedía instrumentos legales para evitar «contaminar la opinión pública» y el CIS del chief Tezanos aseguraba que el 66,7% de los españoles aceptaría que se prohibieran las «informaciones engañosas». Para dar forma a todo esto hacía falta algún tipo de instrumento legal y este ha llegado con el bonito nombre de «Orden PCM/1030/2020, de 30 de octubre, por la que se publica el Procedimiento de actuación contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional». Y lo han llamado así porque llamarlo «Ministerio de la Verdad» cantaba demasiado.

Fortalecer la libertad… examinándola

La orden ministerial se las trae. Entre otras cosas, porque no dice nada concreto y lo deja todo abierto, que obviamente es de lo que se trata. Tras un preámbulo de lo más grandilocuente sobre la importancia de la libertad de expresión, se remite a un farragoso proyecto de la Comisión Europea llamado European Democracy Action Plan, del que se supone que se toma la idea central de, lean bien, «fortalecer la libertad de expresión y el debate democrático, examinando la libertad y el pluralismo de los medios de comunicación». ¿Qué quiere usted fortalecer la libertad de expresión? Pues examine la libertad y el pluralismo, ya verá qué bien.

La orden habla de evitar la injerencia de países extranjeros como su principal misión, aunque se deduce que contempla la posibilidad de que se pueda aplicar a medios españoles. Permite al Gobierno emprender campañas contra los bulos (los de «Salimos más fuertes» van a encargarse de hacer campañas contra los bulos. Todo en orden). Y también se establece quién se va a encargar de garantizar la libertad y el pluralismo, una serie de organismos públicos que van desde el Consejo de Seguridad Nacional hasta la Secretaría de Estado de Comunicación. Por resumir: el Gobierno de Pedro Sánchez.

La comisión de Redondo y Olivier

En cualquier caso, no vaya usted a pensar mal, que también habrá una flamante Comisión permanente contra la Desinformación. La dirigirá un tal Iván Redondo (anda, el director de gabinete de Pedro Sánchez), junto a un tal Miguel Ángel Oliver (oh, el secretario de Estado de Comunicación, que depende de Iván Redondo —repetimos—, el director de gabinete de Pedro Sánchez). Si es que la vida es como una caja de bombones: nunca sabes quién va a dirigir las comisiones contra la desinformación.

Pero tranquilos, la pluralidad de este organismo anti fake-news está asegurada. Llega la caballería: se pedirá también la colaboración de «los medios de comunicación, las plataformas digitales, el mundo académico, el sector tecnológico, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en general». Esta colaboración la elegirá la comisión, esa que dirigen los dos tipos ya mencionados. Por lo que podemos dar por hecho que colaborarán El País, La SER, La Sexta, Público, Newtral, y todos los chiringuitos y expertos subvencionados que a usted se le ocurran. ¿No le parece maravillosa esta orden que fortalecerá la libertad de expresión y el debate democrático examinando la libertad y el pluralismo?

Bruselas compra la moto del Ministerio de la Verdad

Extrañamente y contra todo pronóstico, el fabuloso Ministerio de la Verdad que nos prepara Su Sanchidad ha provocado todo tipo de críticas por legitimar la censura, desde los partidos de la oposición hasta las asociaciones de la prensa. Aunque los famosos mediáticos de la cuerda progresista que tanto criticaron la Ley Mordaza, y que incluso grabaron un vídeo de denuncia, se han callado en este caso. Se ve que la defensa de la libertad de expresión va y viene según si la ataca la derecha fascista o el gobierno de la gente.

Y eso que el capote que le ha echado la UE le ha venido como agua de mayo al cuestionadísimo invento. Se entiende ya toda la justificación en el European Democracy Action Plan con el fin de darle empaque comunitario y que lo compre Bruselas sin regatear: «No hay ningún motivo para creer que el mecanismo de la desinformación aprobado por el Gobierno de Pedro Sánchez no vaya a respetar la certidumbre legal y la libertad de expresión y de prensa». Anoten el nombre del que ha hecho esta declaración: Johannes Bahrke, portavoz de la Comisión Europea. Cuando haya que organizar una expedición para lanzar el Ministerio de la Verdad dentro de las llamas del Monte del Destino, no sería mala idea echar a este genio también.

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3 comentarios

  1. Estupendo artículo, como siempre. Menos mal que aún quedan blogs interesantes que nos cuentan las cosas como son.? Viendo quién va a estar controlando la Verdad, cualquier asunto que les perjudique, aunque se esté viendo con los propios ojos, será una mentira montada por las famosas cloacas que quiere perjudicar al gobierno.

    1. Muchas gracias, Merce 🙂 Espero que queden muchos blogs, canales de YouTube o lo que sea que cuenten esta otra visión de las cosas. Si no es así, ¡estamos perdidos!

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