Y llegó el huracán. Pero no fue el Milton sino el de la UCO. Y no arrasó Florida sino al PSOE, a José Luis Ábalos y a Pedro Sánchez. Hace pocos meses, el presidente sacaba pecho con otros dos informes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que no veían indicios de tráfico de influencias en las actividades de su esposa, ni aparente relación con el llamado caso Koldo y los tejemanejes del empresario Víctor de Aldama que empezaba a ser el perejil de todas las corrupciones socialistas. Pero si Sánchez se pensaba que podía confiar en los informes de la UCO, el nuevo ha resultado demoledor para un hombre que llegó al poder investido de santidad para regenerarlo de la corrupción política. Claro que, bien mirado, se refería a la del Partido Popular. De la del PSOE no dijo nada.

Sánchez, el colonizador de instituciones públicas para mayor gloria de su persona, ha tenido en estos años mucha baraka que diría Franco. Es el mayor trilero de nuestra democracia reciente, un superviviente sin escrúpulos que ha sabido mantenerse en el poder, aprovechando que tiene enfrente una oposición algo inútil, más pendiente de pelearse entre ella que de hacer causa común, que aprueba leyes equivocándose al votar o que ni siquiera lee lo que vota, y que bastante tienen en aplaudir como monos al líder que los ha puesto ahí, apretar los botones que les dicen y llevarse a casa entre cincuenta y cien mil euros al año.

Ábalos y Koldo, los hombres clave de Sánchez

Pero de un tiempo a esta parte, la flor de Sánchez se marchita más rápido que Sumar, a medida que aflora la mierda del PSOE. Ábalos y Koldo, que fueron los hombres de confianza de Sánchez, indispensables en su retorno triunfal a la primera línea política —a Koldo lo definió como un «ejemplo para la militancia» y Ábalos fue el encargado de defender la moción de censura a Rajoy y llegó a ser el segundo del partido— van camino de hacer que, a su lado, la ciénaga de la Gurtel huela a Chanel N°5.

En un solo día, el huracán UCO ha destapado que el gobierno, que entonces no llevaba ni dos años, mintió en todas las versiones diferentes que dio del Delcygate, invitando y permitiendo que la vicepresidenta de Venezuela aterrizara ilegalmente en España y procediera a un extraño intercambio de maletas, que Aldama y Koldo usaron a Ábalos en las corruptelas de una trama que salpicó dos comunidades autónomas gobernadas por el PSOE y varios ministerios. A cambio de (que se sepa de momento) un chalé de lujo para el entonces todopoderoso ministro de Transportes y secretario de organización del PSOE y del alquiler de un apartamento en la exclusiva Torre de Madrid para Jessica, su amiga entrañable que, según publicó The Objective, cobraba un ojo de la cara cada vez que le acompañaba en algún viaje.

El 1

El rescate de Air Europa por 435 millones de euros, contratos millonarios de mascarillas y PCR en plena pandemia y con el país confinado, y unos chanchullos con adjudicaciones de hidrocarburos por los que se llevaban bolsas de El Corte Inglés llenas de dinero a la sede del PSOE completan un día horribilis para el socialismo que incluye capturas de conversaciones comprometedoras y que alcanza hasta la Guardia Civil con agentes a sueldo de los presuntos chorizos. El informe de la UCO no apunta más arriba pero Sánchez aparece varias veces, aunque en clave: la trama criminal se refiere a él como «el 1». No resulta tan obvio como M. Rajoy pero más que el Señor X.

Lo cierto es que el 1 ya no puede controlar todos los enanos del circo y ni siquiera puede seguir utilizando el comodín de los bulos de la fachosfera y de la «máquina del fango», que él, sus siervos ministeriales y sus rameras mediáticas, también llamados periodistas progresistas independientes, llevan meses pregonando contra todo aquel que se meta con su mujer y su bro, ambos investigadísimos. A menos, claro, que quiera llamar máquina del fango a la misma UCO que exculpó a Begoña Gómez.

Aún así no perdemos la esperanza de que Sánchez, o su corifeo, incluya a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en la nómina de la fachosfera: esta ya ha indicado que habría que seguir investigando a Begoña a la luz de lo que va saliendo. Y es que Víctor de Aldama, que ahora está en prisión preventiva, se reunió con Begoña Gómez siete veces en aquellos dos años. Purely coincidental, que dicen los americanos.

Bulos con Alegría

Tampoco lo de la parienta del presidente va por buen camino. Para Pedro Sánchez queremos decir. Tras meses asegurando que el juez «pedaleaba en el aire», la Audiencia Provincial ha dado luz verde a la continuación de su caso. El palo es obvio porque el presidente y su entorno aseguraban que no había nada salvo el fango de un juez y unos medios de la ultraderecha, y que esto se archivaría antes de decir amnistía. Con la continuación de la causa el gobierno tenía dos opciones: o acusar también a la Audiencia de Madrid de fascista o manipular la realidad creando un bulo de esos contra los que dicen que luchan. Y ha sido lo segundo. Y el marrón le ha tocado a la ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, inmolada en rueda de prensa delante de 47 millones de españoles.

Alegría, sin que se inmutara su melena dorada, dio su particular versión: que la Audiencia confirmaba la versión de Begoña Gómez, que estimaba «sustancialmente sus recursos», que le daba la razón de que era una causa prospectiva, que validaba los informes de la Fiscalía y la UCO, y que el archivo estaba cada vez más cerca. No uno, cuatro bulos uno detrás de otro. El auto decía justo lo contrario. Solo le faltó mencionar a los reptilianos y el adrenocromo de los pedófilos satánicos de Hollywood para que le quedara fetén.

Hasta ‘El País’ le da una colleja a la ministra

Cómo sería de descarado que hasta El País se llevó las manos a la cabeza: «El Gobierno tergiversa el dictamen de la Audiencia de Madrid sobre el caso de Begoña Gómez», tituló el ex diario independiente de la mañana. El plural, en cambio, fue más discreto pasando de puntillas por la rueda de prensa. Posiblemente, tras publicar el surrealista bulo de los dos DNI del juez Peinado, empatizaron con la ministra y decidieron correr un tupido velo.

La mayoría de medios progresistas sí han informado del desliz de Alegría pero sin entrar en muchos detalles, una asepsia que destaca con los aspavientos que muestran cuando detectan bulos en la derecha. Eso sí, a Pilar Alegría le corresponde el honor de tener una publicación en Maldita.es desmintiendo sus falsedades, que se extendieron a la ley que convalida penas a etarras pactada con Bildu. No está mal, la portavoz de un gobierno que lucha contra los bulos lanzándolos como si no hubiera un mañana.

Reacciones que estaban cantadas

El huracán de la UCO ha sido tratado informativamente de una manera, digamos, más curiosa. A la Cadena Ser y a RTVE le vino muy bien el anuncio de la retirada de Rafa Nadal para dejar en segundo plano al cataclismo Ábalos. Al día siguiente sucedió lo mismo. La Ser, que tanta prisa se dio con la Gurtel, Correa o el novio de Ayuso vio que ahora lo más importante era hablar del Emérito adúltero y la nunca aclarada relación del Rey con los golpistas del 23F hace cuarenta y tres años.

Entre las reacciones que se veían venir, medios progres aparte (y con mención especial para el Gran Wyoming que se dedicó a reírse de Aznar y de Abogados Cristianos olvidándose por completo del informe de la UCO), tampoco se ha interesado la Fiscalía, los sindicatos o el mundo de la cultura que ponen el grito en el cielo con los escándalos de la derecha. Pedro Almodóvar, Javier Bardem o Pepe Viyuela andan muy callados, seguramente porque están distraídos con Gaza y ese dichoso estado genocida de Israel.

Sin noticias de los aliados de Sánchez

Tampoco se están dando mucha prisa en indignarse los partidos políticos que se sumaron a la moción de censura contra Mariano Rajoy porque no podían soportar la corrupción. La, según Aitor Esteban, toma «de perspectiva política y de responsabilidad» del PNV, que pasó de votar los presupuestos del PP a hundir a Rajoy en una semana, aún no ha aparecido, lo que deja a los nacionalistas vascos justo detrás de Bárbara Rey y Jessica en el ranking de grandes meretrices del reino de España.

En medio del huracán, también destaca la reacción a cámara lenta de Feijóo el Tibio, heredero de Mariano el Acomplejado y de Casado el Negado, superado, una vez más, por Ayuso la Bestia que exige dimisiones y elecciones sin cortapisas. La presidenta madrileña va a degüello porque sabe que si este escándalo le pasara a su partido las calles arderían y Sánchez haría una carnicería de la que no se libraría ni el conserje de Génova 13.

Ábalos huele a muerto

El PSOE, por su parte, intenta mantener la calma de aquella manera, ya saben, al estilo de Leslie Nielsen en Agárralo como puedas, con espectaculares intervenciones como la de Óscar Puente tirándose por un ídem reconociendo que el 1 es el presidente. La versión oficial está clara: Sánchez es el paladín de la lucha contra la corrupción y expulsó a Ábalos en cuanto se dio cuenta de que no era trigo limpio, lo que demuestra su compromiso con la regeneración democrática. Así que el Goblin (como le apodaba la trama corrupta) lo lleva claro. Ha sido elegido para salvar al soldado Sánchez y su sacrificio acabará con este borrón del partido de los cien años de honradez. Ahora habrá que ver si el ex secretario de Organización está dispuesto a tal honor, claro. Seguro que ver como todos los medios afines al PSOE lo lanzan a los caballos mientras está a punto de ganarse una imputación en el Supremo le está encantando.

Mientras todo esto sucedía, Sánchez visitaba al Papa en el Vaticano. Es posible que aprovechara para pedirle que intercediera por él para que se obrara un milagro y librarse de la que se le viene encima. «¿Quieres que rece también por tu amigo Ábalos?», le debió de preguntar el pontífice. «¿Ábalos?» —le tuvo que contestar Sánchez—. «Me quiere sonar a un tipo con pinta de putero que se dejaba caer de vez en cuando por la sede». Como aquel Bárcenas en el PP que tampoco conocía nadie.

Breaking News. Al día siguiente de publicarse este texto, el PP reunió a su ejecutiva para anunciar una querella contra el PSOE por financiación ilegal, cohecho y tráfico de influencias. Puede que nos leyeran hablando de la inacción de Feijóo o, lo que es más probable, hayan decidido tomar cartas en el asunto viendo que sus votantes les exigen sangre en las venas. Además, pensarán, hay que darse prisa no sea que alguien en el PSOE destruya posibles pruebas liándose a martillazos con los ordenadores de Génova, perdón, de Ferraz.