Ayuso puente

El maestro José María Nieto publicó en ABC una viñeta fina de las suyas, cargada de intencionalidad y humor. En ella el barco Amnistía se dirigía a un puente que era el escudo de España. La viñeta habría quedado en una genialidad más de su autor, sin mayor trascendencia, si no fuera porque la vio Isabel Díaz Ayuso y la compartió en su cuenta de Twitter. Con ello desencadenó un nuevo terremoto progresista en las redes sociales y en sus altavoces mediáticos.

De esta forma, la presidenta de la Comunidad de Madrid, némesis de Pedro Sánchez y a la que no le perdonan que arrasara en las elecciones hundiendo a la izquierda, volvía a estar en el ojo del huracán. Algo que, por otro lado, es el pan suyo de cada día. Porque la cacería contra Ayuso es como la de un terminator: no descansa jamás.

Ayuso delenda est

A la presidenta la están llamando casi (y sin el casi) asesina por las muertes en las residencias de ancianos durante la pandemia, con informes de la Comisión por la Verdad en las Residencias de Madrid formada por gente tan independiente que está vinculada al PSOE y a Más Madrid. Pusieron en la diana a su hermano por un caso de tráfico de influencias (archivado por la Fiscalía Europea y por Anticorrupción) y ahora van a por su novio que tiene problemas con Hacienda y con la Fiscalía —como nos hemos enterado todos gracias a una revelación de secretos de manual de esa Fiscalía que depende del gobierno— tras haber defraudado presuntamente 350.000 euros con un entramado de facturas falsas. Ayuso cometió el error de defender públicamente a su churri —ay el amor— y ha acabado implicada en un asunto que no tiene nada que ver con su gobierno.

El último capítulo ha sido la pifia monumental de su jefe de gabinete, Miguel Ángel Fernández, que se pensó que la confianza con una redactora de Eldiario.es le permitía mosquearse con ella, sin filtros, por Whatsapp: «Os vamos a triturar, vais a tener que cerrar. Que os den». Ahora tiene a todas las asociaciones de prensa condenándole por amenazar a periodistas. Un plan sin fisuras que se debería estudiar en las facultades de periodismo junto a otros prodigios de la comunicación sutil y elegante como cuando Aznar le metió un bolígrafo entre las tetas a Marta Nebot y la dejó traumatizada y feminazi para los restos.

Una viñeta para continuar la cacería

Estaba claro que la viñeta del puente les iba a venir de perlas para mantener la hoguera contra Ayuso y que no decayera su linchamiento ni en Semana Santa. Y, efectivamente, así ha sido.

«Lluvia de críticas a Ayuso por la viñeta que ha compartido tras el accidente de Baltimore: «¿Quién le ha dicho que era buena idea?»», titulaba la crónica de la SER. Y demos gracias a que Àngels Barceló está de vacaciones que si no seguro que habría caído una de sus filípicas. «Ayuso utiliza el desastre del puente de Baltimore para atacar al Gobierno», publica El Plural, otro de los sospechosos habituales de la prensa socialista. La Sexta ya le está preparando un reportaje y no se extrañe si entrevistan a algún yanqui escandalizado por lo que ha hecho Ayuso o que aparezcan pruebas irrefutables de que la propia presidenta pilotaba el barco que hundió el puente.

Ayuso, de insensible a psicópata

Las redes progres han explotado y se han puesto dignísimas acordándose mucho de los seis pobres trabajadores desaparecidos tras el derrumbamiento del puente de Francis Scott Key. Twitter se ha llenado de comentarios contra el supuesto mal gusto de Isabel Díaz Ayuso, lo que les ha venido muy bien, de paso, para exteriorizar todo el odio que le tienen. Curiosamente, todos los ofendidos son del PSOE, de Más Madrid o de Podemos. Se ve que estos partidos deben de estar hermanados con Baltimore sin que lo sepamos.

«Es vergonzosa la falta de empatía y sensibilidad con las personas fallecidas en el accidente. Desgraciadamente ya no nos sorprende nada», ha escrito compungida la portavoz socialista del Ayuntamiento de Madrid, Reyes Maroto. Sí, la misma que, cuando era ministra de Turismo, demostró una gran empatía y sensibilidad al decir que la erupción del volcán de La Palma era un reclamo turístico que había que aprovechar.

Por si la idea no había quedado suficientemente clara, la cuenta oficial del PSOE publicaba en Twitter: «Para ella todo vale. Hasta querer hacer una gracia política con una tragedia en la que han fallecido personas. Todo, menos dimitir. #AyusoDimision». Y la portavoz socialista, Esther Peña, lo ha subrayado aún más afirmando que Ayuso debe dimitir porque «se atreve a hacer humor con chistes desagradables».

El secretario general de Comisiones Obreras, por su parte, deslizaba alguna que otra pequeña indirecta junto a la imagen de la viñeta compartida por Ayuso: «OMS: La psicopatía es un trastorno de personalidad caracterizado tanto por la falta de afecto, remordimientos y empatía, como por seducción, manipulación y utilización del otro». Psicópata que hace chistes desagradables. ¡Santas mayorías absolutas! No cabe duda: Ayuso es el Joker.

Las residencias no podían faltar

Desde las cenizas humeantes de Podemos, Echenique tampoco defraudó y menos ahora que tiene más tiempo libre: «Seis cadáveres sin encontrar en Baltimore y la del Maserati pagado con fraude fiscal y mordidas haciendo bromitas. Claro que, con 7.291 muertos en las residencias a sus espaldas, seis le deben parecer una minucia». Se nota que trabaja en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas: 7.291 muertos. Ni uno más ni uno menos.

Y Más Madrid no podía faltar a la fiesta: «Siempre la misma falta de empatía con los que sufren, en las decisiones pequeñas y en las grandes. Cuando escoge los chistes y cuando defiende sus protocolos de la vergüenza», escribió la portavoz de la Asamblea, Manuela Bergerot, relacionando también los fallecidos en Baltimore con los de las residencias de Madrid. Solo le faltó incluir al pobre pato de la mascletà de Almeida.

Curiosamente, los mismos que se han escandalizado del uso político y de la falta de sensibilidad de la mandataria madrileña hacia las víctimas del derrumbamiento, no ven mal que se recuerde a los fallecidos de las residencias de ancianos. E incluso han aplaudido a los que han modificado la viñeta para que el barco represente a Ayuso lanzándose contra el puente de las residencias. Que usar a los muertos está muy mal siempre y cuando no los usen ellos.

El humorista se pone serio

En medio de todo el desmadre, ha sido el propio autor de la viñeta quien ha querido poner un poco de sentido común para el que quiera leerlo, que no será ninguno de todos estos hiperventilados de la indignación:

Al principio iba a dibujar a cierto personaje político bien visible en el barco, pero pensé «mejor no; al fin y al cabo esto es un accidente real con víctimas; es mejor hacer el dibujo sin gente, para dejar la alegoría desnuda, abstracta». Dicho esto, es evidente que el dibujo no se refiere al accidente en sí. Fingir escándalo por la literalidad de los textos o imágenes metafóricos es la excusa del puritanismo censor. (Y es cínico, porque lo que molesta es el mensaje real del chiste, no las víctimas del accidente).

Y ese es el quid de la cuestión: tergiversar y exagerar un chiste para que parezca algo mucho peor. El lector avezado de Kaplan contra la censura ya sabe que tenemos tradición hablando de la censura que se asocia a los llamados límites del humor. Por si quiere refrescarse la memoria tiene una entrada aquí, otra aquí, una más aquí y, otra con fabulosa perspectiva de género aquí.

Ofendidos: los censores en potencia

Atacar un chiste aferrándose a la literalidad o invocando terribles ofensas de las que ninguna buena persona debería reírse es uno de los argumentos habituales de los censores de ahora, especialmente cuando el humor trata de forma ocurrente —que escuece mas— temas con los que los inquisidores echan espuma. En este caso, una brillante metáfora de esa caja de Pandora contra España hecha a medida para Puigdemont, que da carta blanca a delincuentes y que el gobierno socialista intenta colar como un referente mundial para la convivencia y la reconciliación.

Estamos seguros de que si Nieto, supongamos, se sintiera afectadísimo por las críticas a su viñeta y decidiera eliminarla o si el ABC sucumbiera a la turba tuitera y la suprimiera, todos estos ofendiditos que tanto aseguran defender los derechos humanos celebrarían la censura como un acto de restitución de la dignidad (en este caso de los trabajadores fallecidos) y, de paso, el equipo de opinión sincronizada se coordinaría mejor que nunca para volver a pedir la dimisión de Isabel Díaz Ayuso por compartir algo tan terrible. Por suerte, no va a ser el caso aunque el barco de la amnistía siga su curso.

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4 comentarios

  1. La campaña que tienen contra esta mujer no es ni medio normal. Cualquier cosa que haga o diga, incluso un RT en Twitter, ya es motivo de escándalo e hiperventilación. Y anda que quienes más la critican no tienen motivos por los que callar.

    1. Ayuso es el enemigo número 1 de la izquierda, especialmente de los socialistas. Yo creo que la ven de cara al futuro como la rival más peligrosa en unas elecciones generales. Mucho más que Feijóo.

  2. A mí me fascina Ayuso. No parece que tenga una gran talla política y parece funcionar a base de ocurrencias pero arrasa en las elecciones. Y eso escuece, y mucho. Los madrileños votan mal, que diría Elisa Beni.
    Y con lo que se le ha criticado por el tema de la libertad y las cañitas en Madrid, ahora va Pablo Iglesias y monta un bar. Vivir para ver.

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