Juegos Olímpicos Woke

Los Juegos Wokeolímpicos de París

Para los medios de comunicación, París nos deslumbraba en la inauguración de sus Juegos Olímpicos («París maravilla al mundo bajo el diluvio», tituló El País). Pero las redes lo veían de otra manera. En España, «cutre» y «espanto» eran tendencia en Twitter. Y en otros países la cosa no era diferente. Estaba claro que la euforia mediática iba por un lado y la opinión del respetable por otro. La ceremonia

Djokovic vacuna

Djokovic: el negacionista que amenaza al mundo

Si hace diez años alguien me hubiera dicho que el bueno de Kaplan abandonaría el recto camino de la izquierda habría estallado en una carcajada. Y si alguien me hubiera dicho que libraría la batalla cultural desde un blog en mitad de una pandemia mundial me lo habría creído aún menos. Pero lo que jamás se me habría pasado por la cabeza es que iba a dedicar dos artículos para

Tokio 2020

Djokovic contra las buenas personas

Kaplan contra la censura se alimenta de la actualidad. La devora allá donde se encuentre el abuso de la corrección política y de las ideologías identitarias y globalistas. Esas que sus defensores dicen que son la evolución que nos está convirtiendo en mejores personas. La misma falacia que está detrás de frases como que el feminismo es lo de la RAE o que el Black Lives Matter solo quiere dignidad

Tokio 2021

El dudoso ejemplo de Simone Biles

En Los Ángeles 1984, el mundo aplaudió la hazaña de una atleta suiza llamada Gabriela Andersen que acabó la maratón a punto de desmoronarse tras un esfuerzo sobrehumano, negándose a ser atendida hasta cruzar la línea de meta. En los Juegos de Tokio, 37 años después, el mundo aplaude a Simone Biles, una gimnasta que se bloquea en plena competición y abandona. Lamentarlo, claro. Consolarla, animarla… de acuerdo. Pero ¿aplaudirla?

Juan Cala Inocente

Juan Cala: un blanco perfecto

La cosa está negra, sin ánimo de ofender, que acabamos de empezar. Los insultos, y los racistas también, han existido siempre en las competiciones deportivas. Normalmente se entiende que es un impulso propio del calentón del momento y se suelen disculpar después. Porque mentar a la madre de alguien o considerarlo un gran macho cabrío, así en frío, pues está feo. Pero en nuestro siglo XXI hemos decidido que hay